La Mandragora officinarum o Atropa mandragora L es notable por la influencia que ejerció en Europa durante el medioevo. Los campesinos de aquellos tiempos le tenían horror porque creían que poseía ciertas características humanas. En los textos de magia se habla de ella con verdadero culto. Contribuyeron mucho a la celebridad de esta planta los charlatanes que vendían su raíz en altísimos precios, gracias a las cualidades que le atribuían y a las que el vulgo daba completo crédito.
Es una planta perteneciente a la familia de las Solanáceas, prima lejana del gingseng, a la que siempre se le atribuyeron propiedades mágicas. Crece en lugares sombríos y tiene raíces gruesas, el tallo es de color oscuro, posee hojas anchas con superficie rugoso del mismo color del tallo y sus flores son de un blanco violáceo. El fruto, de color amarillo o naranja, sale en otoño y tiene un aspecto parecido al de una manzana. Se decía que si era blanca era masculina y si era negra era femenina.
La mandrágora aparece a lo largo de la historia en distintas representaciones. Se supone que Julieta ("Romeo y Julieta"), empleó un elixir preparado con mandrágora para fingir su muerte. Además cuando juzgaron a Juana de Arco, se la acusó de usar esta planta como disparador para oír voces. Aparece también en la Biblia: Raquel, quien era estéril, fue madre gracias a una infusión de mandrágora.
La mandrágora es una hierba muy delicada, necesita estar permanentemente a la sombra, tener el abono indicado y crecer en las condiciones adecuadas. Para cortarla hay que tener en cuenta la hora: si se corta a la noche, el frío le afecta; si se corta a la mañana o al mediodía debajo del sol, la salvia se seca. La hora correcta es la tarde ya que absorve los líquidos sin problemas.
Primero Teoflastos y luego Plinio, describieron las extrañas ceremonias que era necesario seguir para recolectar la mandrágora. En la antigüedad, Hipócrates aconsejaba su empleo para la melancolía y para combatir los impulsos suicidas; se la consideraba un buen remedio y los consejos que da el padre de la medicina se deben a varios usos señalados por Homero.
Los Caldeos que se dedicaban a las ciencias, astrología, magia, astronomía y medicina la denominaban jabínhim y le otorgaban más virtudes mágicas que medicinales; allí se explica el sueño extático de los adeptos y los secretos de la iniciación, ya que fantásticas revelaciones rodeaban generalmente los comienzos de una carrera prohibida a los profanos, también se consideraba al Dudhaim considerado en las Santas Escrituras como la misma sustancia que los sirios llamaban Yabruhe y los árabes Ya brunck y se dice que no es otra que la mandrágora descrita por Linneo como Atropa Mandrágora.
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