viernes, 26 de octubre de 2007

El hombre que subió una colina y bajo una montaña

Según una leyenda galesa, cierto día se presentaron dos topógrafos en un pueblecito galés con la intención de medir -como estaban haciendo con las estribaciones de la zona- la montaña cercana a la villa. Después de realizar sus cálculos no les quedó más remedio que sorprender y decepcionar a los paisanos del lugar al comunicarles que a su montaña le faltaban unos muy pocos metros para ser catalogada como tal. Se quedaba en una simple colina. Los parroquianos, ofendidos por la degradación de lo que era considerado un tesoro propio decidieron solventar el asunto. Añadieron a la colina los metros que le faltaban hasta ganarse de los expertos foráneos la acreditación de montaña y recibir con ello el derecho a figurar en los mapas. Una tormenta de agua se lleva ladera abajo toda la tierra que habían puesto para elevar la cosa de colina a montaña... Al final, los funcionarios, enternecidos por el esfuerzo del pueblo, declaran montaña a la cosa, pese a que le faltan un par de metros para ello.

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