sábado, 26 de marzo de 2011

Bledo

La aún utilizada expresión ¡me importa un bledo! refleja el sentimiento de desprecio de los españoles respecto al grano de amaranto. Si buscamos la palabra bledo en un moderno diccionario de la RAE, encontramos: Planta anual comestible de la familia de las quenopodiáceas; cosa insignificante, de poco o ningún valor.





Cinco siglos después del descubrimiento de Cristobla Colón , la FAO -Naciones Unidas- declaró que la quinoa posee el balance de proteinas y nutrientes más cercano al ideal de alimento para el ser humano. Por su parte, la NASA eligió la quinoa como el alimento nutritivo por excelencia para los viajes espaciales, teniendo en cuenta que por sí sola puede proveer una dieta balanceada. Irónicamente son ahora europeos y estadounidenses quienes nos enseñan ¡cómo consumir los granos base de las civilizaciones madres latinoamericanas! La quinoa (chemopodium quinoa) y el amaranto (Amaranthus lividus) no son en realidad cereales, sino que pertenecen a otra rama botánica (quenopodiáceas) que incluye verduras como la acelga y la espinaca. Sin embrago, son sus semillas las que despiertan gran interés nutricional.

La conquista de América no sólo significó una dominación política y social para con las civilizaciones indigenas, sino también un avasallamiento alimentario. Los mayas y los incas consideraban sagrados a granos como el amaranto (kiwicha para los incas) y la quinoa. Cuando llegaron los españoles decidieron exterminar estos cultivos por sus implicaciones religiosas y el significado de autosuficiencia que tenían para los nativos. Las plantaciones fueron quemadas y su consumo prohibido por ser "alimentos para salvajes".

Han hecho falta estos cinco siglos para redescubrir estas joyas de la alimentación.