jueves, 28 de febrero de 2008

El gran salto


Peter Leibing es un fotógrafo alemán conocido por sus fotografías tomadas en 1961 del soldado Conrad Schumann, la primera persona en escapar saltando sobre una barricada de alambre de espino durante la construcción del muro de Berlín para huir de la República Democrática Alemana.
El día 15 de agosto de 1961 Leibing había sido informado por la policía de que un guardia de la Alemania comunista podía saltar el muro de Berlín, en ese momento en su tercer día de construcción.
Leibing tomó una foto de Schumann, soldado de 19 años, saltando la valla y culminando su huida. La foto fue un símbolo de la Guerra Fría y mereció el premio a la mejor fotografía de 1961 del Overseas Press Club.
Tras la caída del Muro de Berlín, Conrad Schumann comentó: "Sólo desde el 9 de Noviembre de 1989 [la fecha de la caída] me he sentido realmente libre"

miércoles, 27 de febrero de 2008

Todo tiene una explicación

La mujer llega a casa y encuentra al marido en la cama de matrimonio haciendo el amor con una joven ¡¡despampanante!!

 
- ¡¡Desgraciado, infiel, mal nacido!!, ¿como puedes hacerme esto a mi, a la madre de tus hijos, a tu abnegada esposa?, ¡¡Quiero el divorcio!!
 
- ¡¡Espera un momento cariño, te juro que esto tiene una explicación!!
 
- Mmmmm..., pero rápido, no se como voy a poder confiar más en ti.
 
- ¡¡Esto es lo que pasó, querida!!
 
Volvía a casa cuando vi a esta chica que hacia autostop. La vi tan indefensa que accedí a llevarla.
Noté que estaba muy delgada, mal vestida y sucia y me contó que hacia tres días que no comía.
Me compadecí, la traje a casa y le recalenté los macarrones que te preparé anoche y que no comiste porque engordan... la pobre chica los devoró.
...luego, como estaba muy sucia, le dije que se bañara, mientras lo hacia noté que su ropa estaba hecha polvo...
...así que la tiré a la basura y para que se vistiera le di esos tejanos que hace años que no usas porque te hacen bolsas...
...le di la blusa que te regalé para el aniversario de matrimonio y que no usas porque no tengo buen gusto para elegir ropa... 
...le di el suéter que te regaló mi hermana para Navidad y no usas para molestarla...
...le di las botas finas que compraste en esa zapatería de lujo y que nunca más te pusiste desde que tu amiga se compró unas iguales.
Al final la pobre se iba muy agradecida y contenta y la acompañé a la puerta; se volvió y con lágrimas en los ojos me preguntó:
 
 
¿No tendrá usted alguna otra cosita que su mujer ya no use?

La madre de Facundo

Cuando me fuí de mi casa, niño aún, mi madre me acompañó a la estación, y cuando subí al tren me dijo: Este es el segundo y último regalo que puedo hacerte, el primero fue darte la vida, el segundo la libertad para vivirla.

Alguna vez me preguntó mi madre: ¿cuándo vas a dejar de pelear para comenzar a vivir?, ¡porque no se pueden hacer las dos cosas a la vez!.

Diría mi madre: Si los malos supieran qué buen negocio es ser bueno, serían buenos aunque sea por negocio.

Un día, al volver a mi pueblo me encontré a mi hermano llorando porque lo había abandonado su mujer. Mi madre me preguntó que cuantos habitantes habrán en el mundo. No lo se con exactitud, le dije, pero se calcula que habremos unos cinco mil doscientos millones de personas en el mundo. Y dijo mi madre: “ Y con tantos miles de millones de personas que hay en el mundo, hay algunos que lloran por uno solo. Es como si tuviera uno cinco mil millones de pesos y lloraras porque has perdido un peso.”

 Mi madre poco antes de morir, me dijo: muero contenta porque cada vez te pareces más a lo que cantas.

Facundo Cabral

A mis soledades voy


A mis soledades voy,

de mis soledades vengo,

porque para andar conmigo

me bastan mis pensamientos.


¡No sé qué tiene la aldea

donde vivo y donde muero,

que con venir de mí mismo

no puedo venir más lejos!


Ni estoy bien ni mal conmigo;

mas dice mi entendimiento

que un hombre que todo es alma

está cautivo en su cuerpo.


Entiendo lo que me basta,

y solamente no entiendo

cómo se sufre a sí mismo

un ignorante soberbio.


De cuantas cosas me cansan,

fácilmente me defiendo;

pero no puedo guardarme

de los peligros de un necio.


El dirá que yo lo soy,

pero con falso argumento,

que humildad y necedad

no caben en un sujeto.


La diferencia conozco,

porque en él y en mí contemplo,

su locura en su arrogancia,

mi humildad en su desprecio.


O sabe naturaleza

más que supo en otro tiempo,

o tantos que nacen sabios

es porque lo dicen ellos.


Sólo sé que no sé nada,

dijo un filósofo, haciendo

la cuenta con su humildad,

adonde lo más es menos.


No me precio de entendido,

de desdichado me precio,

que los que no son dichosos,

¿cómo pueden ser discretos?


No puede durar el mundo,

porque dicen, y lo creo,

que suena a vidrio quebrado

y que ha de romperse presto.


Señales son del juicio

ver que todos le perdemos,

unos por carta de más

otros por cartas de menos.


Dijeron que antiguamente

se fue la verdad al cielo;

tal la pusieron los hombres

que desde entonces no ha vuelto.


En dos edades vivimos

los propios y los ajenos:

la de plata los extraños

y la de cobre los nuestros.


¿A quién no dará cuidado,

si es español verdadero,

ver los hombres a lo antiguo

y el valor a lo moderno?


Dijo Dios que comería

su pan el hombre primero

con el sudor de su cara

por quebrar su mandamiento,


y algunos inobedientes

a la vergüenza y al miedo,

con las prendas de su honor

han trocado los efectos.


Virtud y filosofía

peregrina como ciegos;

el uno se lleva al otro,

llorando van y pidiendo.


Dos polos tiene la tierra,

universal movimiento;

la mejor vida el favor,

la mejor sangre el dinero.


Oigo tañer las campanas,

y no me espanto, aunque puedo,

que en lugar de tantas cruces

haya tantos hombres muertos.


Mirando estoy los sepulcros

cuyos mármoles eternos

están diciendo sin lengua

que no lo fueron sus dueños.


¡Oh, bien haya quien los hizo,

porque solamente en ellos

de los poderosos grandes

se vengaron los pequeños!


Fea pintan a la envidia,

yo confieso que la tengo

de unos hombres que no saben

quién vive pared en medio.


Sin libros y sin papeles,

sin tratos, cuentas ni cuentos,

cuando quieren escribir

piden prestado el tintero.


Sin ser pobres ni ser ricos,

tienen chimenea y huerto;

no los despiertan cuidados,

ni pretensiones, ni pleitos.


Ni murmuraron del grande,

ni ofendieron al pequeño;

nunca, como yo, afirmaron

parabién, ni pascua dieron.


Con esta envidia que digo

y lo que paso en silencio,

a mis soledades voy,

de mis soledades vengo.


Felix Lope de Vega y Carpio

Niño

martes, 26 de febrero de 2008

La analista

 Ada Augusta Byron King (1815-1852), más conocida como Ada Lovelace, fue la primera programadora en la historia de las computadoras. Ada nació en Inglaterra, única hija legítima del poeta inglés Lord Byron y de Annabella Milbanke Byron. Sus padres se separaron legalmente cuando ella tenía dos meses de edad. Su padre abandonó definitivamente Gran Bretaña y apenas conoció a su hija, pero le dedicaba bellos poemas, y al parecer sus últimas palabras fueron para ella.

Ada vivió prácticamente  toda la vida condicionada por los dictados de su madre que no quiso que pudiese seguir los pasos del padre y para ello la encaminó hacia las ciencias. Siguió estudios particulares de matemáticas, siendo uno de sus tutores Augustus De Morgan, primer profesor de matemáticas de la Universidad de Londres. Autodidacta, desde joven trabajó con Charles Babbage a quien se le considera como el padre de las computadoras, gracias a que su «máquina analítica» funciona con el mismo principio que las computadoras actuales.

El 8 de julio de 1835 se casó con William King, octavo barón de King, nombrado más tarde conde de Lovelace. Su nombre de casada pasó a  ser desde entonces lady Ada Augusta Byron King, condesa de Lovelace, "su princesa del paralelogramo" como la llamaba él, nombre del cual nace su denominación moderna de (lady) Ada Lovelace.

Desarrolló instrucciones para hacer cálculos en una versión temprana del computador. Su relación con Charles Babbage comenzó cuando ella visitaba su taller a temprana edad. Babbage estaba muy impresionado con la manera en que ella entendía su computador para el que escribió un "plan" describiendo los pasos que permitirían calcular los valores de los números de Bernoulli. Suyos son, además, conceptos tan familiares en un lenguaje de programación como un conjunto de instrucciones que permiten que otras se repitan en un bucle o subrutinaPosteriormente, él pasó a ser su tutor y más tarde trabajaron juntos. Publicó en 1843 una serie de influyentes notas sobre la computadora de Babbage, su «máquina analítica», que nunca llegó a construirse (aunque firmó con sus iniciales A.A.L. por miedo a ser censurada por ser mujer). Ada Byron se llamó a sí misma una analista, un concepto realmente moderno para la época.

En sus notas, Ada Augusta dice que la «máquina analítica» sólo podía dar información disponible que ya era conocida: vio claramente que no podía originar conocimiento. Su trabajo fue olvidado por muchos años, atribuyéndole exclusivamente un papel de transcriptora de las notas de Babbage. Este mismo caracterizó su aportación al llamarla su intérprete aunque recientes investigaciones muestran la originalidad de su punto de vista sobre las instrucciones necesarias para el funcionamiento de la «máquina analítica». En este momento se reconoce a Ada Byron como la primera persona en describir un lenguaje de programación de carácter general interpretando las ideas de Babbage, pero reconociéndosele la plena autoría y originalidad de sus aportaciones. Ada Byron es la madre de la programación informática.

Son muchas las mujeres que han realizado grandes aportaciones a la informática, sólo Ada Lovelace cuenta con un lenguaje de programación que lleve su nombre: en 1979 el Departamento de Defensa de los Estados Unidos creó un lenguaje de programación basado en Pascal en honor de Ada Byron llamado lenguaje de programación Ada. Su rostro también ha aparecido como marca de autenticidad en los certificados de licencia del sistema operativo Microsoft Windows.

Ada Byron fue una mujer muy adelantada a su época que murió de cáncer, murió joven como todos los Lores Byron, a los 36 años de edad, como su padre, cumpliéndose así la supuesta maldición que caía sobre ellos. "Los amados de los dioses mueren jóvenes", habían dejado escrito los clásicos griegos.

domingo, 24 de febrero de 2008

Emiliana torrini Heartstopper

Atlas maior

 Hace casi 350 años Joan Blaeu, sin alejarse más de unas pocas millas de su casa de Amsterdam, escaló montañas infranqueables, cruzó mares, vadeó ríos, atravesó el ancho mundo sin provisiones, viajó de Este a Oeste y de Norte a Sur disfrutando de espectaculares vistas y de emociones conmovedoras, sin padecer ni calor ni frío, ni hambre ni sed. Este holandés poco errante creía que cuando no se dispone de tiempo o de dinero, pero sí de una lupa, un mapa pone ante nuestros ojos lo lejano. Como cierto personaje de Borges, quiso replicar el mundo y, en 1662, dio a la imprenta el Atlas Maior, el libro más prodigioso y caro del siglo XVII. 
Joan Blaeu había vivido entre mapamundis y planchas de cobre, porque su padre, Willem Blaeu, era cartógrafo e impresor. Él le contagió la fascinación de un oficio que juntaba el exotismo y las matemáticas con la poesía. Cuando quedó huérfano dejó sus estudios de leyes en la Universidad de Leyden y, con su hermano Cornelius, continuó el negocio familiar. Trabajó para la Compañía de las Indias Orientales y publicó su primer atlas, que llamó Teatro de las ciudades. Poca cosa para alcanzar al más aventajado de sus competidores, Johannes Janssonius, yerno del gran Jodocus Hondius El Viejo, que había cosechado un éxito fulgurante editando el atlas de Gerhard Kremer, Mercator. Vanamente intentó superarlo Willem Blaeu. Una generación después, la rivalidad de ambas familias por hacerse con el monopolio de mapas, portulanos y planisferios se convirtió en lucha sin cuartel y conoció episodios épicos. Era una carrera de locos por incorporar más y más mapas a las colecciones, la cantidad primaba sobre la calidad y en busca del atlas definitivo valía todo: el robo, el plagio y cualquier otra artimaña. Había que mejorar el gran best seller de la cartografía durante medio siglo, el imponente Mercator.
El desafío había empezado en 1638, año de la muerte de Willem Blaeu. Johannes Janssonius y Joan Blaeu quedaron frente a frente como gladiadores continuando la vieja contienda de sus antepasados. Fue un duelo sin piedad y sin tregua que sólo terminaría con la muerte del primero. Cuando Blaeu incorpora China a su atlas, Janssonius replica con 10 nuevos mapas del Viejo Mundo. Hubo que dejar la partida en tablas, de momento. Tras 20 años de escaramuzas, tanto uno como otro tienen listo un nuevo atlas de seis partes, el de Blaeu incorpora 430 mapas; el de Janssonius, 445. Pero el de Blaeu era más equilibrado. El frenesí de la cantidad era simple oportunismo, ganas de epatar a unos clientes más interesados en los mapas como objetos decorativos que como documentos científicos.
Pero ni uno ni otro habían medido en su vida un solo palmo de tierra, ninguno había viajado más allá de los confines de los pólders, no eran navegantes, ni exploradores, ni geodestas; pero esperaban en el puerto a estos fatigadores de distancias. Los empresarios a la greña entraban en pujas desquiciadas para comprar sus manuscritos, sus diarios, sus cartas de marear; contactaban con eruditos de toda Europa y contrataban corresponsales. Pero sobre todo, saqueaban los atlas anteriores de Ortelius (cartógrafo de Felipe II) y Mercator (colaborador de Carlos V). También fusilaban a los antiguos (Hecateo, Aristarco, Euxodo, Estrabón o Plinio) y a los modernos (Paolo dal Pozzo Toscanelli o Martin Behaim). 
En 1658 Johannes Janssonius estremeció a Joan Blaeu con un nuevo golpe de mano, puso en el mercado su Novus Atlas absolutissimus. No era coherente, ni cohesionado pero, además de incorporar más de 500 mapas, incluía descripciones de países, océanos, ciudades y cielos. Blaeu envidó con un órdago insuperable, se encomendó a la memoria de su padre muerto, puso en zafarrancho de combate a sus proveedores, contrató a un centenar de tipógrafos, grabadores, encuadernadores y a una legión de niños y mujeres para colorear las páginas; hizo funcionar durante jornadas de 10 horas diarias sus nueve prensas para libros y sus seis para planchas de cobre, en la que era entonces la imprenta más grande del mundo, y cuatro años después tuvo en sus manos el primer ejemplar de la edición latina del libro más grandioso publicado hasta entonces, el Atlas Maior, una hazaña colosal, una apoteosis de 600 mapas. 
Durante 100 años sería el atlas definitivo, como antes lo había sido el Mercator. En una década imprimió casi cinco millones y medio de páginas de texto. Cada cajista empleaba ocho horas en componer una página, cada imprenta producía 50 páginas de texto por hora y 10 páginas de mapas. Luego había que colorearlos a mano uno por uno, porque hasta la invención de la litografía, en 1800, no fue posible la impresión en color. 
Tras el éxito orbicular de Blaeu, Janss
onius abandonó la partida y, acaso vencido por el acre sabor de la derrota, dos años después exhaló su último suspiro. Joan Blaeu lo sobreviviría apenas una década. En 1672 un incendio arrasó su imprenta principal en Gravenstraat, las llamas no sólo devoraron miles de pliegos de papel y de mapas impresos, sino que fundieron numerosas planchas de cobre. Las pérdidas dejaron maltrecha su salud.  

El mundo en el XVII


En 1662 París era la ciudad más grande de Europa, después de Constantinopla, y ya poseía una flota de transporte público para dar servicio a sus 300.000 habitantes. Faltaban 100 años para que el capitán Cook descubriera Australia y 40 para que el zar Pedro I el Grande pusiera, sobre el fango, la primera piedra de San Petersburgo. Madrid, aunque contaba con 30.000 habitantes, era un poblachón más pequeño que la ciudad de Alcalá de Henares. Seseña, a los pies del castillo de Puñoenrostro, contaba con sólo 68 vecinos, era tierra llana, templada y carente de leña, pero tenía varios poceros y grandes cotos de caza y pesca. Telde ya figuraba en el mapa de Gran Canaria y Marbella era algo más que una aldehuela que vivía de las sardinas. 
El reino de Aragón, por el contrario, era un desierto humano, según Blaeu sólo tenía 70 lugares habitados, «rodeados de murallas, pocos tienen más de 500 hogares, excepto sus siete ciudades». Cádiz en el siglo XVII era una isla. Valencia no exportaba naranjas, sino «terciopelos y otros paños de seda de casi todos los colores». Zahara de los Atunes era mayor que Getafe; Vigo, más pequeño que Bayona (Pontevedra) y Villalpando (Zamora), más importante que Nueva York, que aún no se llamaba así, sino Nueva Amsterdam y era un asentamiento holandés de 300 almas, rodeado de indios mohicanos, iroqueses y manhattoes acampados a orillas de un océano que aún no se denominaba Atlántico, sino Occidental. Tokio se llamaba Edo, que significa estuario, y acababa de sufrir un incendio devastador en el que murieron cerca de 100.000 personas. Las mismas, muerto más muerto menos, que tres años después se cobró la peste en Londres. La isla de Formosa pertenecía al pirata chino Koxinga, Portugal había cedido Bombay a Inglaterra como dote de Catalina de Braganza en su boda con Carlos II, que vendió Dunkerque a Francia por 400.000 libras. El interior de África estaba a medio explorar y su topografía aparecía velada por la leyenda del imperio cristiano del Preste Juan
Todas estas cosas, y muchas más de los cuatro rincones del mundo, las sabía Joan Blaeu sin salir de sus canales, porque pensaba que «como en casa de uno, en sitio alguno». 

sábado, 23 de febrero de 2008

La serenísima

La Serenísima República de San Marino es la república más pequeña y antigua de Europa, y una de las más pequeñas del mundo. Ubicada al sur de Europa, San Marino constituye un enclave independiente en Italia, al Sur de Rímini y próximo al litoral del mar Adriático. El territorio, muy accidentado, está ocupado en su mayor parte por el monte Titano (738 m), abrupto ramal de los Apeninos. El clima es de tipo mediterráneo. Tiene una superficie de 61 Km2 y su población está cercana a los 30.000 habitantes.
San Marino se considera la república más antigua que aún sobrevive al haber sido fundada en el 301 ddC según la leyenda por el constructor San Marino, un cristiano que huía de las persecuciones imperiales. Según la tradición, era un cristiano que huyó de la persecución de Diocleciano, abandonando la isla de Rab en Dalmacia, en dirección al otro lado del mar Adriático, donde se refugió en lo alto del monte Titano. Disputado por las familias de los Rímini y Montefeltro, y sujeta a las luchas entre güelfos y gibelinos, logró mantener su independencia y aumentar su territorio. El pequeño Estado fue reconocido por la Francia napoleónica en 1797, y por otros estados europeos en 1815 durante el Congreso de Viena.
Después de la Segunda Guerra Mundial, San Marino se convirtió en el país más pobre de Europa. Sin embargo, hoy el turismo representa más del 50% de su PIB, los sellos postales, sólo válidos para la república, son mayoritariamente vendidos para la filatelia, representando un importante capítulo de los ingresos. Curiosamente, no siendo miembro oficial de la Eurozona, se le ha permitido usar el euro como moneda nacional en virtud de acuerdos con el Consejo de la Unión Europea, siendo estos euros producidos en pequeño número, están muy cotizados en el mercado de los coleccionistas. Desde 1997 el nivel de vida del país ha venido incrementándose por encima del italiano debido a un incipiente crecimiento económico en el sector financiero del país.
El poder político es complejo, basado en una constitución que data del año 1600. Cada cinco años el pueblo elige un parlamento y dentro de este, cada seis meses se eligen dos regentes que constituirán, junto al Consejo de Ministros, el poder político.

miércoles, 20 de febrero de 2008

Las cruzadas


www.Tu.tv

El retrato

Un artista británico, ha realizado un polémico 'collage' del rostro del presidente de Estados Unidos, George W. Bush, en el que ofrece esta peculiar versión del inquilino de la Casa Blanca después de que se prescindiera de sus servicios como retratista. Si uno se fija con atención, descubre que los retazos que componen las facciones del presidente son imágenes sexuales explícitas, entre ellas alguna que otra felación.
Jonathan Yeo, que así se llama el artista, recibió un encargo para hacer un retrato del presidente, sin duda con un tono más "oficialista". El pedido, según el diario 'The Sun', procedía de la Biblioteca Bush, que recordará el legado del presidente estadounidense una vez que abandone la Casa Blanca, pero finalmente quedó en nada porque los comisarios de esa institución lo rechazaron.
Pero Yeo decidió continuar con el trabajo aunque, eso sí, con otra idea en mente. Y para ello seleccionó fragmentos de imágenes pornográficas de más de un centenar de publicaciones y las unió para componer el rostro de Bush, quien dejará el cargo en enero de 2009.
"Lo hice por diversión, no para ofender, pero estoy satisfecho con el resultado", señaló el artista al presentar su obra.
El retrato de Yeo, que curiosamente es hijo de un diputado conservador británico, Tim Yeo, ha causado malestar en las filas republicanas estadounidenses.

Enemigos íntimos


Francisco Pizarro 

vs 

Diego de Almagro

La conquista de América es fuente de historias asombrosas. Desde el siglo XVI, las narraciones sobre un inmenso y rico imperio en el sur del continente encendían sueños de poder en las tabernas de Panamá, donde se encontraban los más arriesgados aventureros. Dos de éstos eran el extremeño Pizarro y el manchego Almagro, quienes, en compañía del clérigo Hernando de Luque, planificaron varias expediciones a los territorios incaicos. Tras algunos fracasos, la empresa culminó con éxito, si bien las capitulaciones concertadas por Pizarro con el rey Carlos I no fueron aceptadas por el resto al entender que beneficiaban al de Trujillo. Finalmente los otrora amigos acabaron a mandobles y arcabuzazos por la gobernación del Perú, protagonizando la primera guerra civil española en el nuevo mundo, cuyo punto álgido fue la batalla de las Salinas de 1538, con la derrota de las tropas almagristas y la muerte de su líder. Tras esto, dos confrontaciones más salpicaron de sangre hispana y nativa el albor de uno de los episodios más apasionantes que vieron los tiempos. El propio Pizarro también fue víctima de esta guerra cuando, en 1541, fue asesinado por los hombres de Almagro “el Mozo”, hijo mestizo de su enemigo íntimo.

JUAN ANTONIO CEBRIÁN

martes, 19 de febrero de 2008