
El problema es que el agua es un recurso que se da sentado en muchos lugares, es muy escaso para los 1.100 millones de personas que carecen de acceso al agua potable, a las que habría que sumar otros 2.400 millones de personas que no tienen acceso a un saneamiento adecuado.
Más de 2.200 millones de habitantes de los países subdesarrollados, la mayoría niños, mueren todos los años de enfermedades asociadas con la falta de agua potable, saneamiento adecuado e higiene.
El control de las cuencas hidrográficas podría desatar, en cualquier momento, un conflicto armado en lugares del mundo donde ya existen tensiones. Se trata de los "puntos calientes" del oro azul.
Existen zonas del planeta políticamente inestables donde el agua, un recurso absolutamente necesario, es motivo de discordia.

Sólo el 3% de la cuenca del Jordán se encuentra en territorio israelí, pero este estado aprovecha el 60% del caudal del río en detrimento de sus vecinos libaneses, sirios, jordanos y, por supuesto, palestinos. El estado hebreo controla los recursos de agua dulce del Golán, el mar de Galilea, el río Jordán y Cisjordania, que se ha convertido en una fuente de agua clave para Israel, y se podría afirmar que esta cuestión pesa más que otros factores políticos y estratégicos en el proceso de paz de Oriente Medio.
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