viernes, 8 de febrero de 2008

Los 4 regalos

Bruce Miller (1944 - 2005) , conocido también como Subiyay, su nombre Skokomish, vivió en Nueva York en los años 70, trabajando en teatro indígena y como miembro del Teatro Experimental La Mama. Tras esta etapa, Miller regresa a su reserva y se dedica a la transmisión del lenguaje, arte y conocimiento tradicional de su pueblo.
Para el líder Skokomish existen 4 regalos para la educación:

-El tambor sigue el ritmo del corazón. No existe civilización en el mundo que no tenga su propio tambor. Si el maestro y los niños aprenden a tocar al mismo ritmo, se estarán comunicando como lo hacían en su etapa fetal con su madre. Es nuestra naturaleza tener un ritmo y la escuela no debe suprimirlo, al contrario debe ayudarnos a reconocerlo.

-La canción la heredamos de las aves y es nuestra naturaleza cantar. Debemos dejar que los niños inventen sus propias canciones porque es lo mismo que respirar. Aquí es donde los niños necesitan libertad para crear sus propias canciones y usarlas para su aprendizaje de cualquier cosa a esa edad. Con escuela o sin ella, los niños aprenderán; lo que debemos evitar es que la escuela se interponga en el camino de su aprendizaje. Los mejores maestros para crear canciones son las aves, especialmente las aves del campo. La niñez y la naturaleza no deben estar separadas.

-La danza es un regalo de todos los animales. Todos los animales tienen su propia danza. La escuela debe facilitar que maestros y alumnos lleguen al ideal de danzar juntos siguiendo un mismo ritmo y cantando una misma canción.

-Si lo anterior ocurre, se prenderá el fuego para iniciar la ceremonia de la lección que puede ser para los niños más tiernos un cuento dicho de la memoria y no leído de un libro. 
Es a través de los cuentos como las naciones aborígenes norteamericanas pasan su cultura de una generación a la otra, esta actividad se realiza entre los niños y los ancianos fundamentalmente. Los niños y los ancianos se buscan y se complacen de estar frente a frente porque los niños están llegando del misterio y los ancianos están yendo hacia el misterio para cerrar el círculo de la vida en donde la muerte es solamente un pasaje, así como lo es el nacimiento.

Obviamente, la gente que asiste a una escuela que le permita desarrollarse basándose en estos cuatro regalos, tendrá diferentes valores morales, físicos y espirituales.

En las grandes ciudades les hemos quitado a los niños el aula en donde aprender, los campos han sido reemplazados por pisos asfaltados o enormes construcciones de adobe o de cemento, las acequias a cuyos lados crecen plantas han sido reemplazadas por tubos de agua y de desague, los árboles en donde vivían las aves son postes de electricidad y los únicos animales son perros y gatos que a veces se ven y cuyas danzas ya están muriendo en la ciudad. Las escuelas sin tambores, sin canciones y sin danzas, no pueden tener la ceremonia suficiente para iniciar la aventura del aprendizaje.

Tal vez nuestras escuelas no tienen mucho que ver
con la verdadera educación;
del mismo modo que existen iglesias que no tienen mucho que ver
con Dios.

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