El estimulante
sursum corda (arriba los corazones), palabras de la misa al comienzo del prefacio, se transformó en ese extraño personaje llamado
sursuncorda, en quien se delega todo lo que uno no quiere hacer ("¡Que lo haga el sursuncorda!") o a quien se está dispuesto a no obedecer por mucha que sea su autoridad ("¡Aunque lo mande el sursuncorda!").
1 comentario:
Comentario de FERNANDO LAZARO CARRETER que siempre tuvo el propósito de mejorar el uso del castellano.
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