El guerrillero Viriato, después de vencer al cónsul Fabio Serviliano le hizo firmar un tratado de paz. Pero el Senado no quiso ratificarlo y envió a España a Cepión, el hermano de Fabio. Éste compró a unos embajadores de Viriato para que asesinaran a su jefe. Cuando se presentaron a cobrar lo convenido, les contestaron con la famosa frase:
—Roma no paga traidores.
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