El pequeño gran pintor

Toulouse-Lautrec. Nació el 24 de noviembre de 1864 en el seno de una familia de aristócratas. Tiene problemas de crecimiento por una extrema fragilidad de huesos debido a la consanguinidad de sus padres que eran primos en primer grado. A los trece años pinta su primer cuadro, Artilleros a caballo. En 1879 sufre dos fracturas en los fémures de ambas piernas que le impidieron crecer más, alcanzando una altura de 1′52 m. Se le intento curar mediante descargas eléctricas, pero los médicos dijeron que quedaría lisiado para toda la vida. A los 16 años pinta su primer autorretrato, en el que aparece sentado para no representar sus piernas.
En 1884 monta su primer taller pictórico en Paris, instalándose en Montmartre. En su tiempo de ocio busca ambientes marginales en el Follies Berger, Moulin Rouge… donde encuentra inspiración en bailarinas, vedettes, prostitutas. Empieza a tener problemas con la bebida, sobre todo con la absenta, que la bebía como si de agua se tratara. Esto le lleva al alcoholismo, a lo que hay que asociar la sífilis que contrajo de tanto frecuentar lupanares. Llegó hasta el delirium tremens. Eso no hizo que parara su creación pictórica ya que terminaba tres o cuatro obras al día. Al final, lo lleva su madre al psiquiátrico para ver si se recupera. Como caso perdido, vuelve al pueblo para descansar de la agitada vida que llevaba en la Ciudad Luz. Allí sufre varias hemorragias cerebrales que el día 9 de septiembre de 1901 le llevan a la tumba a la edad de 36 años.