Manfred se convirtió en un gran observador del frente desde su avión, pero un encuentro con el as Oswald Boelcke, le decidió a pasar a ser piloto de caza. Boelcke fue el jefe que forjó a sus hombre en el espíritu de equipo, no quería individualidades, la victoria del equipo era lo importante, no quien derribase al enemigo.
1917 fue un año de combates intensos, el Barón rojo se convirtió en el as por antonomasia de los hombres del káiser. Su fama por su alto número de derribos y por su caballerosidad con los enemigos derribados irritará al Gobierno Británico que hará que se ofrezca una recompensa de 5000 libras de la época por su derribo. Poco después su hermano Lothar se incorporará a la escuadrilla, pintando su avión de amarillo y demostrará sus buenas cualidades, alcanzando la cifra de cuarenta derribos al finalizar la guerra. Pronto la escuadrilla será aumentada a 50 aviones y la costumbre de pintar los aviones con vivos colores hará que sea conocida por el nombre de “El Circo Volante”.
El 6 de julio de ese mismo 1917 recibió una bala perdida en el cráneo que le provocó una terrible herida que le lesionó el cerebro, pero él siguió volando pese a estar claramente incapacitado para soportar alturas, incluso se comportaba como si fuera inmune a la muerte, no tomando ninguna precaución, violando las fundamentales reglas de vuelo que había escrito en su manual. Llevó vendada la cabeza durante mucho tiempo.
Era costumbre entre los pilotos tener una mascota. En el caso del Barón Rojo, su acompañante era un perro dogo alemán arlequín (gran danés), llamado Moritz. Como todos los pilotos de caza, el Barón Rojo también tenia su manera particular de celebrar cada victoria. En su caso, encargaba a un joyero de Berlín copas de plata de cinco centímetros de altura. La primera llevaba grabada la inscripción "1 Vickerse 2 17.9.16". El primer número indicaba el orden del derribo, la palabra el tipo de aeroplano, el siguiente número los tripulantes, y finalmente la fecha de la victoria.
Richthofen logró la mayoría de sus triunfos en cazas Albatros. Sin embargo siempre se le recordará con su avión, un caza triplano Fokker Dr. I, con el que perdió la vida. Según las fuentes oficiales, fue el capitán canadiense Roy Brown el que consiguió matar al piloto alemán, aunque nuevas investigaciones apuntan a que fue el soldado de infantería australiano Evans el que disparó desde tierra la bala del .303 que acabó con su vida.
El grupo español Barón Rojo se puso ese nombre en homenaje al aviador. También le dedica en su primer disco (Larga Vida al Rock & Roll, de 1981) un tema del mismo nombre, que en su estribillo dice: "¡Barón! Héroe de cuento, amo de las nubes, señor del viento. ¡Barón! Vive su sueño, triste y solitario surcando el cielo. ¡Barón! Tu triste misión no apagó tu gloria"
El grupo español Barón Rojo se puso ese nombre en homenaje al aviador. También le dedica en su primer disco (Larga Vida al Rock & Roll, de 1981) un tema del mismo nombre, que en su estribillo dice: "¡Barón! Héroe de cuento, amo de las nubes, señor del viento. ¡Barón! Vive su sueño, triste y solitario surcando el cielo. ¡Barón! Tu triste misión no apagó tu gloria"
Sus 80 victorias granjearon al Barón Rojo el respeto de la RAF. Tanto que le enterraron con todos los honores militares. Los máximos ases de caza del imperio británico llevaron su féretro en hombros, y se cortó una hélice, se pulió y se grabó para que sirviese de cruz. A sus 25 años, este noble prusiano había firmado una de las páginas más brillantes del comienzo de la aviación.
Éste es su epitafio: "Aquí yace un valiente, un noble adversario y un verdadero hombre de honor. Que descanse en paz".
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