sábado, 1 de diciembre de 2007

Maratón

La realización moderna de los juegos olímpicos se debe al barón Pierre de Coubertin (Pierre de Fredy), secretario general de las sociedades francesas de deportes, que el 25 de Noviembre de 1892, lanzó la idea de restablecer los juegos olímpicos, dicha idea se tomó en consideración al año siguiente, con motivo de un congreso internacional, y llego a cristalizar merced al teson del mencionado Coubertin y la generosa ayuda del banquero Averoff, de Alejandría, que permitió construir el estadio de Atenas. En 1894 constituyo en París el Comite Olimpico Internacional, en el que estaban representados 43 paises. En dicha reunion se decidió que los primeros juegos de la era moderna se celebraran en Atenas, en el año 1896. También debemos al barón de Coubertin la bandera con los 5 anillos. El primer maratón se organizo en la Olimpiada de 1896 con sede en Atenas, en memoria del soldado Griego Filipides. En esta ocasión la carrera se celebraba sobre la distancia de 40 km y gano un griego llamado, Spiridion Louis. A partir de este momento, la prueba de maratón suele ser prueba de clausura de toda competición atlética, incluidos los juegos Olímpicos. Había nacido el Maratón como carrera Atlética.
La distancia moderna de 42,195 Km. se estableció en 1908 en los Juegos Olímpicos de Londres. Corresponde a la distancia entre el palacio real de Windsor, donde comenzó y el estadio de White City, donde estaba la meta. La prueba en un primer momento, iba a disputarse sobre la distancia de 38 Km., pero el Príncipe de Gales, Jorge V, quiso que la salida se tomase desde el Castillo de Windsor, según se cuenta el motivo de esa petición era porque ese día llovía y no querían que la Reina se mojara, con lo que la distancia final quedo en 26 millas y 385 yardas, dando los actuales 42.195 metros, quedando como definitiva y reglamentaria esta distancia en los Olímpicos de Paris en 1924.

1 comentario:

vidiya dijo...

Pierre de Coubertin nació en París el 1 de enero de 1863, en el seno de una familia cuyo ancestro conocido con el nombre de Fredy estuvo al servicio del rey Luis XI de Francia, quien le concedió cartas de nobleza en 1471.
En 1577, el señorío de Coubertin, situado cerca de París, fue adquirido por otro Fredy, descendiente del primero, que añadió al suyo el nombre de la finca. Desde entonces, el nombre de Fredy de Coubertin se conservó generación tras generación.