miércoles, 16 de mayo de 2007

Seguir en sus trece

Benedicto XIII, nacido Pedro Martínez de Luna, (Illueca (Zaragoza), 1328 - Peñíscola (Castellón), en 1424), más conocido con el apelativo del Papa Luna, papa en la obediencia de Aviñón, cardenal desde diciembre de 1375. A la muerte de Clemente VII, don Pedro fue elegido pontífice por 20 votos de los 21 y adoptó el nombre de Benedicto XIII. Francia se opuso a este papa que no era tan influible y que además era súbdito de la Corona de Aragón. Se le presionó para que renunciara, a lo que se negó alegando un daño irreparable a la iglesia. Curiosamente, esta actitud suya sería la que la historia recordaría, surgiendo el dicho popular castellano de Siguió en sus trece.
Aunque en un momento dado hubo tres papas simultáneamente(Juan XXIII, Gregorio XII y él), Benedicto siempre adujo que su papado era el válido dado que él era el único papa que había sido elegido cardenal antes de que se produjese el Cisma, y por tanto el único realmente legítimo. Pero finalmente, las tesis conciliaristas, que defendían que el concilio era superior al papa, triunfaron y fue depuesto en el concilio de Constanza junto con los papas de Aviñón y Roma, dejando a Martín V como pontífice único en Roma. Martín V envió a España a un legado con la misión de envenenar a don Pedro Luna, pero no tuvo éxito. Don Pedro Martínez de Luna murió en 1423, a los 96 años en Peñíscola, a donde había mudado la sede papal, en el antiguo castillo de la Orden del Temple.
Su principal obra es el Libro de las consolaciones de la vida humana, quizá redactado primero en latín y luego traducido por él mismo. Se le atribuye un Tractatus contra iudaeus y se conserva un sermón pronunciado en Pamplona en 1390.

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