Tras la muerte de su esposa, Iván se transformó en un zar autoritario y psicópata, del cual se dice que durante las noches sus gritos sonaban por todo el Kremlin.
En 1580, debido a un ataque de cólera, mató a su hijo mayor de un golpe con su baston, el zarevich Iván (su preferido). Lloró amargamente su muerte y tuvo remordimientos el resto de su vida, provocando que se tirara del pelo y de la barba o arañara las paredes.
Otra anécdota se refiere a la construcción de la Catedral de San Basilio en Moscú, un prodigio arquitectónico que con sus cúpulas bulbiformes supone la culminación del arte bizantino ruso. Ordenó construirla en 1550 y, una vez que estuvo acabada, fue tal su entusiasmo y satisfacción que mandó que dejaran ciegos a los dos arquitectos que la habían levantado para que nunca más pudieran proyectar una obra de belleza semejante.Los ataques psicóticos sufridos por el zar podrian, segun los expertos, corresponder al resultado del tratamiento de la sifilis con mercurio; este tratamiento era común en la época, provocaba daños cerebrales que le hacía cambiar constantemente de humor y ataques eufóricos y coléricos, con tintes psicóticos. Muchos historiadores piensan que Iván fue envenenado por los boyardos, como su madre Elena Glinskaya (sus restos muestran también una elevada cantidad de mercurio).
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