La superstición de que los martes son días nefastos viene del siglo XIII y concretamente de una batalla librada en 1276 por las huestes de Jaime I el Conquistador en la campaña de Valencia.
Tanto el padre Mariana en su “Historia de España” como Jerónimo Zurita en sus “Anales de la Corona de Aragón” afirman que desde esa derrota, sufrida en martes, se tuvo por funesto ese día de la semana.
Por su parte, Felipe II hacía tan poco caso de las supersticiones que solía salir los martes a hacer sus viajes. Se casó el martes con doña María; su hijo Felipe, que había de sucederle, nació en martes. Y martes era también el día de 1583 en que Felipe II hizo jurar a su hijo como príncipe heredero.
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