Ernest Hemingway (1899-1961) llegó por primera vez a Pamplona, procedente de París, el 6 de julio 1923, recién iniciadas las fiestas de San Fermín. El ambiente de la ciudad y, en particular, el juego gratuito del hombre con el toro y con la muerte le impactaron tanto que la eligió como escenario de su primera novela de éxito "The Sun Also Rises" (Fiesta), publicada tres años después. El estadounidense regresaría a los Sanfermines en ocho ocasiones más, la última en 1959, cinco años después de obtener el premio Nobel de Literatura y dos años antes de poner fin a su vida en Ketchum (Idaho), precisamente en vísperas de San Fermín.
El gran escritor americano fue un heraldo universal de las fiestas de Pamplona. Su contribución fue decisiva para que unos festejos domésticos, apenas conocidos fuera de España, se convirtiesen en una de las citas festivas más famosas del mundo y centro de atracción desde entonces de miles y miles de turistas extranjeros, muchos de ellos seducidos por la pluma del autor de Fiesta.
La presencia del novelista en los Sanfermines fue casi una constante durante aquellos años. No faltó en 1923, 1924, 1925, 1926, 1927, 1929 y 1931. Tras el paréntesis de la Guerra Civil Española, en la que participó activamente a favor de la República Española, y de la II Guerra Mundial, regresaría en dos nuevas ocasiones, 1953 y 1959.
Si algo puede afirmarse del paso de Hemingway por Pamplona es que su actitud nunca fue la del espectador distante; el insigne autor vivió profundamente la fiesta, se sumergió en ella hasta el fondo, como correspondía a su temperamento apasionado e intensamente vital. Pero también fue testigo presencial de la primera cogida mortal conocida de un mozo en el encierro, el joven de 22 años Esteban Domeño, en 1924. Hemingway recogería el dramático episodio en Fiesta.
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