
El facultativo le impuso una cura de adelgazamiento que era la siguiente:
‘Todos los días subirás al primer pico de la serranía, descalzo, sin haber probado alimento ni bebida y llegarás allí antes de que salga el sol. Recogerás las hierbas que crecen en la cima, y al regreso te frotarás con ellas el vientre’.
Sancho el Gordo obedeció al médico y adelgazó de tal manera que pudo montar a caballo y, de regreso en León, pudo expulsar a Ordoño el Malo y recobrar su reino.
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