Es posiblemente la única estatua del mundo dedicada al diablo y está en pleno Parque de El Retiro madrileño. El Ángel Caído fue erigido en 1874 por iniciativa del duque Fernán Núñez.
Inspirado en El paraíso perdido de Milton, su autor, Ricardo Bellver, fue premiado por esta misma obra en la Exposición Nacional de 1878. El pedestal fue posterior y es obra de Francisco Jareño. Alcanza siete metros de altura, de los que 2,65 corresponden al demonio.
Haciendo oídos sordos a las protestas de la sociedad madrileña de la época, que estaba escandalizada ante la idea de levantar un monumento a Satanás, el osado duque donó la cantidad de 11.000 duros para llevar a cabo el proyecto. De nada sirvieron las maniobras de los sectores más reacios a su realización. Sólo unos meses después, el 23 de octubre de ese mismo año, la estatua del Ángel Caído fue inaugurada. Curiosamente se da la casualidad de que se halla a 666 metros de altitud sobre el nivel del mar.
Según las leyendas más conocidas, luego de la Primera Guerra en el Cielo, muchos ángeles fueron expulsados, convirtiéndose así en ángeles caídos. El ángel caído más reconocido por la historia es Lucifer; aunque esta palabra nunca se usa para referirse a un ángel caído dentro de la Biblia.
Hay varias hipótesis y mitos en relación a la caída de los ángeles.
Una de ellas fue la expuesta por Orígenes de Alejandría, uno de los distinguidos Padres de la Iglesia en sus comienzos. Orígenes creía que Dios había creado a todos los ángeles de una forma uniforme y con libertad.
Sin embargo, al tener el poder del libre albedrío, algunos de estos ángeles comenzaron a alejarse de Dios.
Orígenes sostenía que aquellos que se alejaban menos se mantuvieron en las regiones cercanas a Dios; mientras que aquellos que se alejaron cayeron a los aires más bajos, convirtiéndose así en lo que conocemos como Ángeles. Aquellos que se alejaron aún más se convirtieron en humanos, y finalmente aquellos que se alejaron a una distancia aún mayor se convirtieron en los caídos de Dios, o demonios. Estos caídos son los que componen el infierno.
1 comentario:
La primera fotografía es obra de Bartolomé Cordón.
Las otras dos, son intentos fallidos que realizo en mis paseos por El Retiro
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