Padre Pío

Francesco Forgione, también conocido como Padre Pío (1887 - 1968) es famoso por los hechos sobrenaturales que se le atribuyen, como estigmas, curaciones, bilocaciones y lectura de conciencia a los que iban a confesarse con él, siendo todo esto objeto de controversia.

Desde su niñez sufre los llamados encuentros demoníacos que lo acompañaran a lo largo de su vida. Su primera bilocación se produce asistiendo al nacimiento de Giovanna Rizzani, futura hija espiritual suya, lejos de donde físicamente se encontraba el padre Pío en ese momento.

Pero sin duda alguna lo que ha hecho famoso al Padre Pío es el fenómeno de la estigmata, según el cual, algunos privilegiados muestran en las manos y los pies las llagas de Jesús en la cruz. Heridas en sus manos y pies que llevó  visiblemente durante 50 años. Sus fieles afirmaban que su sangre tenía, al parecer, un perfume de flores.

Después de minuciosas investigaciones, la Santa Sede quiso intervenir directamente. Envían a investigar a una gran celebridad en materia de psicología experimental, el Padre Agustín Gimelli, franciscano, doctor en medicina, fundador de la Universidad Católica de Milán y gran amigo del Papa Pío XI. El Padre Gimelli se fue de San Giovanni con la idea de que los estigmas eran falsos, de naturaleza neurótica y publicó su pensamiento en un artículo. El Santo Oficio se valió de la opinión de este gran psicólogo e hizo público un decreto, el cual declaraba la poca constancia en la sobrenaturalidad de los hechos.

En los años siguientes hubo otros tres decretos y el último fue condenatorio, prohibiendo las visitas al Padre Pío o mantener alguna relación con él, incluso epistolar. Como consecuencia, el Padre Pío pasó 10 años -de 1923 a 1933- aislado completamente del mundo exterior, entre las paredes de su celda.

Rehabilitado por Juan Pablo II, Padre Pío fue beatificado en 1999 y canonizado en 2002, bajo el nombre de San Pío de Pietrelcina, en un tiempo récord, más rápido que el Papa Juan XXIII, fallecido en 1963, quien gozaba también de mucha popularidad y credibilidad. 

Según algunas fuentes, cuando Karol Wojtyla era un sacerdote en su nativa Polonia, cada vez que visitaba Italia viajaba a San Giovanni Rotondo para confesarse con el Padre Pío. En una de esas ocasiones, el Padre Pío pareció entrar en un breve trance y le dijo: "Vas a ser Papa".. y continuó: "También veo sangre... Vas a ser Papa y veo sangre".

Recientemente algunos escépticos han puesto en duda los milagros del Padre Pío. El año pasado el historiador Sergio Luzzatto sugirió que el Padre Pío era un automutilador que usaba ácido carbólico para crear sus heridas. También destacan las declaraciones de una farmacéutica, María de Vito, que aseguró que en 1919 el Padre Pío le pidió con gran secretismo  (que no le dijera nada a sus hermanos) cuatro gramos de puro ácido carbólico, una sustancia fuertemente irritante, con la que se pudo provocar las heridas de los estigmas. 

El problema es que no se trata de una conspiración de enemigos del monje. Dos papas, Juan XXIII y Pablo VI mostraron sus dudas sobre la presunta santidad del fraile.

Y a pesar del escepticismo que ha crecido en algunos sectores, el Padre Pío todavía fascina y encanta a millones de fieles.

El cuerpo del religioso fue exhumado en marzo. Los frailes capuchinos aseguran que lo encontraron en "muy buenas condiciones". Asimismo, precisaron que no había "señal alguna de los estigmas" que aparecieron a finales de 1911 y desaparecieron poco antes de su muerte.

La Repubblica explicó ayer que los expertos del Madame Tussaud, el famoso museo de cera de Londres, habían enviado una máscara facial que ha sido colocada para la exposición del santo ante los fieles. Desde ayer, 24 de abril, se halla expuesto el cuerpo en un  ataúd de cristal con motivo del 40º aniversario de su muerte y parece ser que se podrá ver durante seis meses.

 “Reza, espera y no te preocupes. La preocupación es inútil. Dios es misericordioso y escuchará tu oración... La oración es la mejor arma que tenemos; es la llave al corazón de Dios. Debes hablarle a Jesús, no sólo con tus labios sino con tu corazón. En realidad, en algunas ocasiones debes hablarle sólo con el corazón...”

Padre Pío