La cultura puede afectar no sólo el idioma y las costumbres, sino en cómo las personas experimentan el mundo en niveles básicos, por ejemplo, lo que ven cuando miran a una ciudad, incluso la forma en que percibimos una simple línea en un cuadrado. Los occidentales tienden a centrarse en el centro, más en los objetos que en su entorno. En contraste, las culturas de Asia oriental subrayan más la interdependencia. Cuando los asiáticos miran una escena, tienden a centrarse más en el contexto.
El oriental, probablemente ve más; y el occidental, probablemente, ve menos, pero con más detalle. Como diría la la doctora Denise Park, del Centro de Salud Cerebral de la Universidad de Texas en Dallas, haciendo una analogía con una cámara fotográfica, "los occidentales somos más de zoom y los del Este asiáticos son más de panorámica".
Las diferencias son tan fundamentales que las personas tienden a no ser conscientes de ellos. El profesor Richard E. Nisbett ya escribió un libro en 2003, La Geografía del Pensamiento, sobre este tema.
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