Fortaleza inca de sacsahuaman en Perú
Según cuentan las viejas leyendas incas, los dioses otorgaron a los Incas dos plantas con las que podrían construir aquellos enormes templos. La primera de ellas era la planta de la Coca que les proporcionaría mucha mas fuerza y vitalidad para ejecutar las arduas labores de edificación y otra planta, llamada Jotcha, de increíbles propiedades, que permitía reblandecer la piedra dejándolas a modo de una sustancia pastosa y moldeable.
En junio de 1967, el padre Jorge Lira, un sacerdote católico peruano y uno de los más prestigiosos expertos en folklore andino, consiguió con éxito plastificar roca mezclando una formula de Jotcha con otras plantas. Lamentablemente jamás consiguió descubrir el método para efectuar un posterior endurecimiento de la mezcla.
El doctor Joseph Davidovits, profesor de la Universidad de Toronto, junto a la doctora Margie Morris, de la Universidad de Minnesota, pusieron de manifiesto lo que revelaban los análisis químicos y microscópicos efectuados en rocas de la meseta de Gizéh. Junto a los detallados informes publicaron varias fotografías en las que puede apreciarse la presencia de pelos, uñas, fibras textiles y burbujas de aire en la estructura de las rocas calizas de la Gran Pirámide.
El Dr. Klemm, experto en petrografía, avanzó los resultados de sus análisis sobre piedras de la Gran Pirámide. De las 20 muestras estudiadas no encontró dos que tuvieran la misma consistencia homogénea. También constató que las rocas de la pirámide contenían un porcentaje de humedad superior al que presenta la piedra natural. Su conclusión fue evidente: los bloques no eran naturales, sino artificiales…
La Estela del Hambre (Famine Stele), hallada por Charles Wilbour en 1889 en la isla de Sehel, a tres kilómetros de Assuán. fue traducida por primera vez en 1891 por Karl Brugsch y, debido a lo extraño de su contenido, la operación se ha venido repitiendo en numerosas ocasiones, la última de ellas en 1953 por Paul Barguet. enumera cerca de 650 tipos distintos de minerales con los que conseguir la fórmula. Y entre las columnas 18 y 20 se narra el sueño del faraón Zoser para erigir su pirámide siguiendo las instrucciones del dios Jnum.
¿Será alguien capaz de resucitar aquella técnica perdida?, difícil de decir es, pero lo que si es cierto, es que la patente de la formulación para hacer semejante operación tiene que proporcionar al descubridor una acomodada vida para el resto de sus días, así como cambiar con seguridad todo el método de edificación que existe en la actualidad, permitiendo efectuar las grandes obras de ingeniería mas eficazmente y lo mas importante, asegurar que su durabilidad no se mida en decenas de años, sino en milenios.
Ya la reina Hatshepsut, cuya esfinge se conserva actualmente en Memphis, dejó escrito en el obelisco más grande del templo de Karnac que "las generaciones futuras se preguntaran sobre la técnica e izado de este gran monolito". ¡Cuanta razón llevaba!
Según cuentan las viejas leyendas incas, los dioses otorgaron a los Incas dos plantas con las que podrían construir aquellos enormes templos. La primera de ellas era la planta de la Coca que les proporcionaría mucha mas fuerza y vitalidad para ejecutar las arduas labores de edificación y otra planta, llamada Jotcha, de increíbles propiedades, que permitía reblandecer la piedra dejándolas a modo de una sustancia pastosa y moldeable.
En junio de 1967, el padre Jorge Lira, un sacerdote católico peruano y uno de los más prestigiosos expertos en folklore andino, consiguió con éxito plastificar roca mezclando una formula de Jotcha con otras plantas. Lamentablemente jamás consiguió descubrir el método para efectuar un posterior endurecimiento de la mezcla.
El doctor Joseph Davidovits, profesor de la Universidad de Toronto, junto a la doctora Margie Morris, de la Universidad de Minnesota, pusieron de manifiesto lo que revelaban los análisis químicos y microscópicos efectuados en rocas de la meseta de Gizéh. Junto a los detallados informes publicaron varias fotografías en las que puede apreciarse la presencia de pelos, uñas, fibras textiles y burbujas de aire en la estructura de las rocas calizas de la Gran Pirámide.
El Dr. Klemm, experto en petrografía, avanzó los resultados de sus análisis sobre piedras de la Gran Pirámide. De las 20 muestras estudiadas no encontró dos que tuvieran la misma consistencia homogénea. También constató que las rocas de la pirámide contenían un porcentaje de humedad superior al que presenta la piedra natural. Su conclusión fue evidente: los bloques no eran naturales, sino artificiales…
La Estela del Hambre (Famine Stele), hallada por Charles Wilbour en 1889 en la isla de Sehel, a tres kilómetros de Assuán. fue traducida por primera vez en 1891 por Karl Brugsch y, debido a lo extraño de su contenido, la operación se ha venido repitiendo en numerosas ocasiones, la última de ellas en 1953 por Paul Barguet. enumera cerca de 650 tipos distintos de minerales con los que conseguir la fórmula. Y entre las columnas 18 y 20 se narra el sueño del faraón Zoser para erigir su pirámide siguiendo las instrucciones del dios Jnum.
¿Será alguien capaz de resucitar aquella técnica perdida?, difícil de decir es, pero lo que si es cierto, es que la patente de la formulación para hacer semejante operación tiene que proporcionar al descubridor una acomodada vida para el resto de sus días, así como cambiar con seguridad todo el método de edificación que existe en la actualidad, permitiendo efectuar las grandes obras de ingeniería mas eficazmente y lo mas importante, asegurar que su durabilidad no se mida en decenas de años, sino en milenios.
Ya la reina Hatshepsut, cuya esfinge se conserva actualmente en Memphis, dejó escrito en el obelisco más grande del templo de Karnac que "las generaciones futuras se preguntaran sobre la técnica e izado de este gran monolito". ¡Cuanta razón llevaba!
1 comentario:
Información extraida principalmente de:
http://www.mundodesconocido.com/webs/piedras/plasticidadpiedra.htm
http://www.geocities.com/Athens/Thebes/1340/5/5.html
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