A don Gonzalo Fernández de Córdoba le dieron el título de ‘El Gran Capitán’ los mismos franceses a los que él había vencido en Nápoles al mando de las tropas del rey de Aragón, Fernando el Católico. Al terminar la guerra el rey le mandó comparecer para que diese cuenta de las grandes sumas de dinero que se le habían remitido para los gastos de la guerra. Don Gonzalo, en presencia de Fernando, fue dando cuenta de los gastos diciendo, por ejemplo:
—En picos, palas y azadones, cien millones.
>En utensilios necesarios para enterrar a los muertos enemigos, cien millones.
>En renovar las campanas destruidas con el uso de repicar para la celebración de las victorias, cien millones.
El Gran Capitán iba leyendo diferentes partidas de este estilo de manera que los tesoreros del rey empezaron a reír. Acallado el murmullo, dijo don Gonzalo:
—Y cien millones más por mi paciencia al escuchar que el Rey Católico pedía cuentas al que le ha regalado un reino.
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