miércoles, 16 de julio de 2008

Privilegio sabatino


El Carmelo es un alto promontorio que se eleva en la costa oriental del Mar Mediterráneo. Su nombre viene a decir jardín ("Karmel" en árabe) o viñedos de Dios ("Karem El" en idioma hebreo).

El Carmelo era el monte donde numerosos profetas rindieron culto a Dios. Los principales fueron Elías y su discípulo Eliseo, pero existían también diferentes personas que se retiraban a las cuevas de la montaña para seguir una vida eremítica. En ese monte existen mas de 1000 cuevas que han servido como morada de ascetas, hombres dedicados a la vida espiritual y de profetas; entre ellos, el profeta Elias. Los cristianos la llamaban " Escuela de los Profetas ".


La orden religiosa católica de los Carmelitas fue fundada en el Monte Carmelo en el siglo XII por un grupo, no se sabe si de peregrinos, ermitaños o cruzados. La orden creció hasta convertirse en una de las mayores órdenes religiosas católicas. En el año 1246 nombraron a San Simón Stock general de la Orden. Pronto comprendió que, sin una intervención de la Virgen, a la orden le quedaba poco tiempo. En su oración la llamó "La flor del Carmelo" y la "Estrella del Mar" y le suplicó la protección para toda la comunidad. 


Flor del Carmelo
viña florida 
esplendor del Cielo 
Virgen fecunda 
¡Oh madre tierna! 
intacta de hombre 
a los carmelitas
proteja tu nombre 
(da privilegios) 

Estrella del mar. 

En respuesta a esta ferviente oración, el 16 de julio de 1251 se le aparece la Virgen a San Simón Stock y le da el escapulario para la orden con la siguiente promesa:

"Este debe ser un signo y privilegio 

para ti y para todos los Carmelitas: 

quien muera usando el escapulario 

no sufrirá el fuego eterno

El Escapulario del Carmen además de la promesa de salvación para quienes mueran con él, lleva también consigo el llamado privilegio sabatino.

Según la tradición, a la muerte de Clemente V (1314), en el cónclave que duró dos años y tres meses, la Santísima Virgen se apareció al Cardenal Jaime Duesa, muy devoto de ella, y le anunció que sería Papa con el nombre de Juan XXII, y añadió: 

"Quiero que anuncies a los Carmelitas y a sus Cofrades: los que lleven puesto el Escapulario, guarden castidad conforme con su estado, y recen el oficio divino, - o los que no sepan leer se abstengan de comer carne los miércoles y sábados -, si van al purgatorio Yo haré que cuanto antes, especialmente el sábado siguiente a su muerte sean trasladadas sus almas al cielo".

En resumen: el privilegio sabatino consiste en que la Santísima Virgen sacará del purgatorio cuanto antes, especialmente el sábado después de su muerte, a quienes hayan muerto con el Escapulario y durante su vida hayan guardado castidad según su estado y rezado todos los días el oficio parvo. (Este se puede sustituir por la Liturgia de las Horas o por la abstinencia de carne los miércoles y sábados, o un sacerdote con facultad para ello, lo puede conmutar por otra obra piadosa, v.gr. el rezo diario del Rosario). Si uno peca contra la castidad o deja un día de hacer la obra prescrita, podrá recuperar el privilegio al confesarse y cumplir la penitencia, de manera semejante a como se recuperan los méritos perdidos por el pecado mortal, lo cual parece casi excesiva generosidad de Dios, pero es doctrina católica.

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