El cancionero de Benediktbeuern, conocido también con el nombre de Carmina Burana -carmina, del latín carmen, canto; y burana, por el lugar donde se encontró- consiste en una serie de composiciones poéticas medievales que fueron recopiladas a principios del siglo XIII en el monasterio bávaro de Benediktbeuern, cerca de Munich. El códice engloba alrededor de trescientas obras escritas en latín, aunque también podemos encontrar algunos poemas, los menos, en alemán. Parece ser que las piezas se compusieron un siglo antes de que fueran compiladas por un colector desconocido que, a la vista de los resultados, poseia gustos muy amplios y exquisitos.
Los expertos atribuyen la autoría de este cancionero a los goliardos, estudiantes o clérigos errantes que deambularon por tierras galas, inglesas y germanas. A pesar de que la mayoría de las composiciones son anónimas, algunas piezas se encontraron en otros cancioneros contemporáneos, como los del Arcipreste de Hita, Pedro Blois y Galtero de Chétillon. Aquellos vagabundos, que se decían seguidores de un supuesto obispo Golias, escribían poemas satiricos en los que arremetían contra la figura del Papa y la Iglesia, o el poder del dinero. Otros cánticos ensalzaban la vida en las tabernas y cantinas, como puede comprobarse en In taberna quando sumus, o el ocio y el amor -Omittamus studia-. En ocasiones, los goliardos retocaban los textos litúrgicos, que transformaban en himnos lúdicos o en invocación dirigida a la fortuna. Algunos poemas del Carmina Burana, como Dum Dianae vitrea y Vacillantis trutine, pueden considerarse obras maestras dentro de su género, por su riqueza de matices y el derroche de sentimientos.
El compositor alemán Carl Orff compuso en 1937 una obra sinfónica basada en este cancionero, llamada también Carmina Burana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario