Este personaje de la corte zarista tomó vino y 10 pasteles envenenados; más tarde recibió cinco balazos mortales y fue golpeado en la cabeza con una barra metálica, sin dejarle fuera de juego. Su inexplicable vitalidad no se quebrantó hasta que un grupo de personas allegadas le arrojaron bien atado por un agujero abierto en el helado río Neva, en 1916.
No hay comentarios:
Publicar un comentario