viernes, 14 de marzo de 2008

El checo indio

Alberto Vojtech Fric fue un importante viajero, etnógrafo, botánico y autor de varios libros sobre los indios, con grandes méritos y aporte a la ciencia mundial y al descubrimiento y conocimiento de la raza india y su cultura.

Fric nació en 1882 en el seno de una família praguense que en la segunda mitad del siglo XIX desempeño un importante papel en la vida política y cultural del país. Ya durante sus estudios, empezó a interesarse por la biología, especialmente, por los cactus. Este interés lo inspiró a emprender su primer viaje a ultramar. Esto sucediió en 1900, cuando Fric tenía sólo 19 años.

Durante su estancia en Brasil, donde realizara un viaje a la selva de Matto Grosso y descubriera la tribu Kukura, hoy ya desaparecida, se dedicó ante todo al estudio de la botánica, pero con el tiempo empezó a atraer su atención la vida de los indios y su triste destino: su paulatina desaparición bajo la presión de la civilización y la colonización. Por ello Fric decidió salvar lo más posible de la cultura autóctona de los indios para las generaciones futuras.

Y así, en sus siguientes viajes realizados en los años de 1903 a 1912 se dedicó plenamente a la etnografía, orientándose ante todo al estudio de las tribus en la zona del Gran Checo en Argentina, conocidas como feroces enemigos de los blancos. Pese a ello Fric logró penetrar entre ellos y hasta entablar una fuerte amistad con varios de ellos. La confianza que en él depositaron estos indígenas le posibilitó a Fric estudiar detalladamente todos los aspectos de la vida de las tribus desconocidas.

En el año 1904, durante unas catastróficas inundaciones en el curso superior del río Paraguay, mientras luchaba por sobrevivir entre las aguas, Alberto Vojtech Fric trabó amistad con los indígenas de la tribu Chamacoco-Yshir. Y conoció entre ellos al gran amor de su vida, la joven india Lora-y (que significa “Pato Negro”), de la que escribió posteriormente un bello cuento. De esta relación nació una hija, llamada Herminia. Lo increíble de esta historia es que la familia checa de Alberto Vojtech Fric no supo nada hasta el año 2000 de la existencia de esa dama de ya casi cien años de edad llamada Herminia. La descubrieron dos jóvenes cineastas checos, Alice Ruzicková y Martin Cihák, que viajaron a América Latina para rodar un documental sobre Vojtech Fric .

Sin embargo, Fric no se limitó a documentarse sobre la cultura aborígen latinoamericana, sino que también fue el primero en condenar públicamente, en el congreso de los americanistas celebrado en 1908 en Viena, el cruel trato dado a los indios por parte de los colonizadores.

Después de la primera guerra mundial Alberto Vojtech Fric se dedicó plenamente a su afición más grande, a los cactus, emprendiendo en 1921 y en 1932 nuevos viajes para enriquecer sus conocimientos. Su mayor sueño era hacer un atlas mundial de cactus. Pese a dedicar a este trabajo decenas de años de estudios y experiencias, Fric no logró finalizarlo. Quien en las selvas sudamericanas lograra resistir a la fiebre amarilla, a las serpientes, a los más diferente parásitos, a la peste negra y todas las demás enfermedades típicas de esas regiones, fue víctima de su mayor afición. Una espina de cactus le hirió, envenenándole la sangre. Murió de tétanos, en 1944. Con su trabajo contribuyó no sólo a enriquecer la ciencia universal sino también al entendimiento entre los pueblos.

1 comentario:

vidiya dijo...

La asociación cívica checa Checomacoco. es una agrupación que presta asistencia a los indígenas paraguayos que llevan en sus venas la sangre del viajero y botánico checo Alberto Vojtech Fric y que usan con orgullo su apellido españolizado, Fric.
http://www.checomacoco.cz