En abril del 2000, los hermanos Eloy y Javier Delgado encontraron lo que los expertos creen son los cristales más grandes del mundo, mientras abrían un túnel nuevo a 300 metros bajo la mina de plata y plomo de Naica. La mina de Naica está localizada a 100 Km., aproximadamente, al S. E. de Chihuahua, en el municipio de Saucillo, México. Un mes después, otro equipo de los mineros de Naica encontró una caverna incluso más grande adyacente a la primera.
Estos cristales probablemente son estables, pues la temperatura en la cueva está sobre los 48° C con una humedad del 100%. Es decir, estas estructuras están envueltas en vapor. Un ser humano puede funcionar en este ambiente sólo durante 6 a 10 minutos antes de que ocurra la pérdida severa de funciones mentales.
La caverna más pequeña de esas dos, está a 38 ° C. La caverna más grande, del tamaño de una catedral, está a 66° C. Ambas están localizadas a 300 metros de profundidad bajo la superficie, aproximadamente.
Estas montañas son macizos de piedra caliza de 200 millones de antigüedad que contienen redes de cuevas cruzadas e inundadas por aguas termales profundamente calientes y mineralizadas. Cuando estas aguas alcanzaron ambientes relativamente más fríos y más cercanos a la superficie depositaron mucho de su contenido en sal como el plomo, el zinc y plata.
El agua subterránea de estas cuevas, ricas en sulfuro proveniente de los depósitos adyacentes de metal, comenzó a disolver las paredes de la piedra caliza, liberado cantidades grandes de calcio. Este calcio, a su vez, se combinó con el sulfuro para formar cristales en una escala nunca antes vista por los seres humanos.
Además de las columnas cristalinas de 1.20 metros de diámetro y más de 15 metros de longitud, las cavernas contienen hileras de cristales con forma de diente de tiburón de hasta 1 metro de alto, que se fijan en extraños ángulos en todas partes. Esta forma cristalina del yeso mineral, la selenita, fue nombrada por Selene, la diosa griega de la luna.
Un bosque de cristales… los más grandes del Planeta. Un mundo surrelista, más allá de la imaginación, más allá de un sueño.
Estos cristales probablemente son estables, pues la temperatura en la cueva está sobre los 48° C con una humedad del 100%. Es decir, estas estructuras están envueltas en vapor. Un ser humano puede funcionar en este ambiente sólo durante 6 a 10 minutos antes de que ocurra la pérdida severa de funciones mentales.
La caverna más pequeña de esas dos, está a 38 ° C. La caverna más grande, del tamaño de una catedral, está a 66° C. Ambas están localizadas a 300 metros de profundidad bajo la superficie, aproximadamente.
Estas montañas son macizos de piedra caliza de 200 millones de antigüedad que contienen redes de cuevas cruzadas e inundadas por aguas termales profundamente calientes y mineralizadas. Cuando estas aguas alcanzaron ambientes relativamente más fríos y más cercanos a la superficie depositaron mucho de su contenido en sal como el plomo, el zinc y plata.
El agua subterránea de estas cuevas, ricas en sulfuro proveniente de los depósitos adyacentes de metal, comenzó a disolver las paredes de la piedra caliza, liberado cantidades grandes de calcio. Este calcio, a su vez, se combinó con el sulfuro para formar cristales en una escala nunca antes vista por los seres humanos.
Además de las columnas cristalinas de 1.20 metros de diámetro y más de 15 metros de longitud, las cavernas contienen hileras de cristales con forma de diente de tiburón de hasta 1 metro de alto, que se fijan en extraños ángulos en todas partes. Esta forma cristalina del yeso mineral, la selenita, fue nombrada por Selene, la diosa griega de la luna.
Un bosque de cristales… los más grandes del Planeta. Un mundo surrelista, más allá de la imaginación, más allá de un sueño.
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