En el año 1686 Bashô compuso el haiku más famoso de la literatura japonesa, inspiración constante de innumerables poetas a partir de entonces, que resume perfectamente el espíritu del haiku:
Un viejo estanque;
se zambulle una rana,
ruido de agua.
Basho partió en 1689, ya en plena madurez y con la salud delicada pero su espíritu inquieto, hacia confines recónditos de Japón. Recorrió 2000 Km, la mayoría de ellos a pie. El poeta iba vestido como un monje budista y sandalias de paja y algodón. En su diario, Sendas de Oku, describe la ruta que, desde entonces, ha sido seguida por muchos de sus admiradores.
En su lecho de muerte intuye su último haiku, y lo enuncia ante los discípulos que tras su muerte se encargarán de custodiar su herencia poética y humana:
Habiendo enfermado en el camino
mis sueños merodean
por páramos yermos.
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