El arzobispo de Toledo, Rodrigo Jiménez de Rada, en su Historia de los hechos de España cuenta “que un hombre del lugar, muy desaliñado en su ropa y persona, que tiempo atrás había guardado ganado en aquellas montañas y se había dedicado allí mismo a la caza de conejos y liebres, indicó un camino más fácil completamente accesible por una subida de la ladera del monte”.
Alfonso VIII celebró misa de acción de gracias en Toledo y a su paso por Madrid, al ver el cuerpo de San Isidro, exclamó: Este es el pastor que me mostró el camino cuando alcancé la victoria de las Navas de Tolosa, y en la carta que escribió al Papa contándole los pormenores de la batalla, le dice como “por la guía de cierto rústico que nos envió Dios sin esperarlo, hallaron nuestros magnates en el mismo sitio otro paraje bastante mas fácil”.
Cabe mencionar que el santo tiene dedicada en la capital de España una colegiata que fue construida entre los años 1626 y 1664 y que desde el año 1885 hasta 1993 actuó como catedral. Ahí se conserva y venera el Cuerpo incorrupto de San Isidro. Tenía más de 90 años cuando murió.
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