El análisis del ADN de un animal microscópico llamado Rotífero Bdeloide ha revelado que su genoma es un extraño puzzle que incluye fragmentos prestados de otros organismos, como bacterias, hongos y plantas. El descubrimiento ayuda en parte a explicar cómo estos organismos han evolucionado a lo largo de los años sin reproducción sexual, pero al mismo tiempo plantea nuevas cuestiones sobre su misteriosa biología.
Todos los rotíferos bdeloides son hembras, lo que durante años ha mantenido a los científicos preguntándose cómo podían intercambiar material genético para conferir variabilidad genética a las 500 especies que forman este grupo y poner así en marcha los mecanismos evolutivos.
Según publica en Science un grupo de científicos de la Universidad de Harvard (EEUU), en condiciones de sequía estos animales se deshidratan, rompen sus membranas y su ADN y permanecen en estado latente. Cuando el agua regresa, reconstruyen su material genético, incorporando en él todo fragmento que encuentran a mano. Así los distintos individuos intercambian genes, pero al precio de llenar su ADN de basura genética que, sin embargo, no parece perjudicarles. De hecho, los investigadores sospechan que algunos de estos genes invasores son funcionales.
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Artículo publicado hoy en el Diario Público.
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