A 20 km de la costas de Dinamarca, se halla Horns Rev, el mayor parque eólico marino del mundo. Cuenta con 80 torres que se elevan a 110 m. de altura y generan un total de 160 MW de energía, por encima de la producción de los parques en tierra. Las paletas de cada “molino de viento”, miden 30m de largo, y tienen el diseño de un ala de avión.
A pesar de su elevado coste, su enorme potencial energético ha convertido a los parques eólicos marinos en la gran alternativa. Además, algunos ecologistas llevan años criticando el impacto visual de los parques en tierra, por lo que colocarlos mar adentro es una buena forma de ponerlos fuera del alcance de la vista.
Dinamarca es el país pionero en este tipo de energía y cuenta con los mayores parques de eólicos marinos del planeta. En la actualidad el 50% del consumo eléctrico familiar danés proviene de estos parques. En el resto de Europa destacan algunos proyectos, como la instalación de 3.000 aerogeneradores en el Reino Unido, con capacidad para abastecer al 15% de la población británica.
Alemania tiene el mayor número de parques eólicos del mundo, así como la mayor turbina de viento construida sobre el mar.
España, que destaca en el uso de la energía eólica terrestre, tiene, a fecha de enero de 2007, 11.615 MW de potencia eólica instalada que representa el 9% de la demanda total, sin embargo no ha situado de momento ni un solo generador mar adentro. Existe un proyecto para instalar uno de estos paques, de un coste estimado de 1.650 millones de euros, que consiste en instalar aerogeneradores a unos 18 kilómetros del cabo de Trafalgar, entre Barbate y Conil en Cádiz, con una potencia de 1.000 MW (sumaría tan sólo el 0,1% de la energía renovable española). A él se oponen por un lado los representantes de la flota de Barbate y Conil, ya que entienden que supone un riesgo para la pesca artesanal y las rutas migratorias de los atunes y, por otro, las autoridades locales, que mantienen que el impacto visual retraerá a los turistas.
Según Greenpeace, en la Península Ibérica sería posible crear por este medio 25.000 MW de potencia hasta el año 2030, con lo que se evitaría la emisión anual de unos 25 millones de toneladas de CO2.
La energía eólica marina tiene, según los expertos, un futuro prometedor, sobre todo en países con una alta densidad de población que reduce las posibilidades de hallar un emplazamiento apropiado en tierra. En el mar, el viento se encuentra con una superficie de rugosidad variable, las olas, y sin obstáculos como islas, islotes, etc., lo que implica que la velocidad del viento no experimenta grandes cambios. Así, pueden emplazarse torres más bajas que en la superficie terrestre. Además, el viento es, por lo general, menos turbulento que en tierra, con lo que se amplía el periodo de trabajo útil de un aerogenerador. La baja turbulencia del mar se debe, ante todo, al hecho de que las diferencias de temperatura a distintas altitudes de la atmósfera que se producen sobre el mar son inferiores a las de tierra adentro. La distancia de la costa debe ser como mínimo de dos kilómetros para aprovechar mejor el régimen de vientos, de características diferentes a los que llegan a tierra.
Además, otra ventaja sería la vida útil del parque que, con un buen mantenimiento, puede llegar a duplicarse.
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