Su forma de pintar se vio influida, aunque ligeramente, por Velázquez, de quien era buen amigo, y por Rubens. En 1669 se le nombra pintor del rey Carlos II, quien le mando en 1680 retratase a Eugenia Martínez Bodega, una niña de seis años que pesaba ya 68 kilos. Lo hizo de dos maneras y les puso a ambos cuadros un título no muy sutil: La monstrua desnuda y La monstrua vestida.
Tal vez estos cuadros, inspiraron y motivaron a Goya años más tarde para hacer sus famosas Majas.
Ambas obras se conservan en el Museo del Prado.
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Fuente:
Revista Historia de Iberia vieja nº 29
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