El primer día del año de los celtas era el del festival de Shamain, que después los irandeses lo transformaron en Halloween, y que corresponde a nuestro día de Todos los Santos, o sea, el 1 de noviembre. Precisamente, los celtas creían que la noche anterior al Shamain, las almas de los muertos se paseaban por el mundo de los vivos con total libertad. El shamain era una fiesta de la naturaleza, una fiesta para los druidas. No era una fiesta macabra, para las culturas ancestrales, era algo natural, no tenían miedo a la muerte. Había 2 tipos de calaveras, las de los seres queridos que se pintaban y adornaban y las de los enemigos a las que abandonaban. Era noche de comunicación con el otro lado, se abrían las puertas a esa conexión. Más tarde, cuando el cristianismo la asimilo a su cutura fue introduciendo un significado muy distinto al originario, introduciendo el miedo, lo que fue desencadenando en las actuales connotaciones siniestras.
La palabra Halloween es una derivación de la expresión inglesa All Hallow's Eve (Víspera del Día de los Santos). La fiesta fue exportada a los Estados Unidos por emigrantes europeos en el siglo XIX, más o menos hacia 1846.
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