viernes, 1 de agosto de 2008

Tapones de corcho, por favor


Alcornoque (Quercus suber): Árbol destacable en muchos sentidos, siendo importantísimo por su producción de corcho y bellotas, alimento de muchas especies animales, sedentarias o temporales. Refugio y hogar de aves. ¡Una joya de la naturaleza!

En torno al 70% del corcho de los alcornocales se destina a tapones para botellas de vino, aunque cada vez más productores optan por usar tapones sintéticos.

Un alcornoque debe tener 30 años como mínimo antes de la primera cosecha, e incluso entonces, el áspero y poroso corcho virgen no es lo suficientemente bueno como para cerrar botellas de vino. Tardará otros 10 años hasta que la corteza vuelva a crecer y ser suficientemente buena para hacer corchos.

El corcho es un material de larga duración y por ello es idóneo para secuestrar dióxido de carbono durante largos periodos, según WWF/Adena. Además, el alcornoque explotado produce cinco veces más corcho que un ejemplar intacto, por lo que su uso comercial aumenta la cantidad de CO2 que éste absorbe.

Los tapones de corcho son naturales, ya que proceden de la corteza de los alcornoques.  No contaminan y son 100% reciclables.  No son totalmente herméticos, por lo que permiten el paso de una mínima cantidad de oxígeno, algo esencial para un buen vino de crianza ya que permite la maduración del caldo.

Los tapones que no son de corcho se fabrican con materiales como la silicona o el plástico. Al estar fabricados con estos materiales son contaminantes, pero eso si, son más baratos. 

Al ser estancos, su cierre evita que haya derrames pero no dejan pasar oxígeno del exterior al vino, el caldo no madura igual, por lo que no es aconsejable usarlos en vinos de crianza.

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