Las Perseidas, también denominadas Lágrimas de San Lorenzo por la proximidad de su máxima actividad a la festividad de San Lorenzo y el de perseidas porque su radiante (punto imaginario donde se cortan las prolongaciones hacia atrás de los trazos meteóricos) se encuentra en la constelación de Perseo. Durante dos milenios la humanidad ha venido observando en el cielo estival esta lluvia de estrellas fugaces.
Las estrellas fugaces o meteoros son pequeñas partículas de polvo, no más grandes que la cabeza de un alfiler, que se desintegran a unos 100 kilómetros de altura. La velocidad estimada que tienen las Perseidas como término medio es de 60 km/h y su brillo es producido por la ionización causada por la liberación de su energía en las capas altas de la atmósfera.
En el caso de la "lluvia de estrellas" de las Perseidas, la órbita atravesada es la del cometa Swift-Tuttle. El periodo de este cometa (tiempo que tarda en dar una vuelta alrededor del Sol) es de 135 años y su última aparición se produjo el 11 de diciembre de 1992. Ese año se observaron más de 300 meteoros por hora, más de 3 veces la cantidad habitual. Desde entonces, la actividad ha menguado casi hasta su nivel normal de unos 60 a 100 meteoros por hora.
Las perseidas se ven en cualquier zona del cielo.
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