La leyenda data del s. XII, más exactamente del día de Santa Marina, el 17 junio. Los bejaranos recubrieron sus ropas con el musgo que crecía en las rocas del lugar y, al amanecer se dirigieron hasta la fortaleza musulmana parapetados tras su camuflaje. Al venir el día, los centinelas abrieron las puertas de las murallas por donde entraron los cristianos. Los moros creyeron que eran alimañas o monstruos y salieron corriendo. Al darse cuenta que no lo eran, gritaron ¡traición, traición!
Desde ese día, la puerta por la cual se introdujeron los cristianos y reconquistaron Béjar se le dio el nombre de Puerta de la traición. Los cristianos se apoderaron de la ciudad expulsando a los musulmanes y desde entonces el pueblo de Béjar recordó la hazaña hasta que en el s. XIV se fundió esta celebración con la del Corpus Christi, en cuya procesión se pueden seguir viendo cada año, desfilar a los hombres musgo.
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