Charles Darwin hacía ya 20 años que había concebido su teoría de la selección natural, e incluso la había bosquejado en algunos ensayos, pero el libro no veía la luz. Algunos dicen que lo retrasó por no herir a su esposa Emma, que era muy religiosa.
Todo se precipitó porque Wallace, que andaba por las Molucas, en pleno ataque de malaria, comenzó a escribir sus ideas sobre el principio de selección natural y se las envió a Darwin para que las publicara en alguna revista científica si merecían la pena.
Cuál no sería la sorpresa del famoso biólogo cuando comprobó que sus ideas coincidían. "Nunca he visto una coincidencia más sorprendente. ¡Si Wallace tuviera la copia de mi esquema de 1942 no podría haberlo resumido mejor!", exclamó Darwin.
De ahí que surgiera la idea de preparar una sesión especial en la Sociedad Linneana con los escritos de ambos. Y los asistentes salieron abrumados de información, pero sin darle la importancia que tenía el hecho de que el ser humano hubiera sido depuesto del trono de la creación.
Posteriormente escribiría varios libros: Contribuciones a la teoría de la selección natural (1870). En Sobre la distribución geográfica de los animales (1876), puso de manifiesto la influencia de la separación histórica de las tierras emergidas y de la distribución de los mares sobre la genealogía de las especies y en El darwinismo (1889) expuso sus críticas a la teoría de Darwin.
En base a lo relatado si bien la teoría de la evolución se atribuye generalmente a Darwin, para ser correcto es necesario mencionar que ambos Darwin y Wallace desarrollaron la teoría.
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