El Belén, también llamado Nacimiento, Pesebre, Portal o Pasitos en los diferentes países y regiones de habla hispana, es la representación plástica de escenas de la Natividad de Jesús de Nazaret, que se suele exponer en las iglesias y en los hogares.
En el S.II se adoptaron temas del Nacimiento de Cristo, pudiendo apreciar algunas muestras de estas representaciones en la Catacumba de Priscila, en la que aparece por primera vez la Virgen con el Niño en brazos y a su lado el profeta Isaías apuntando con el dedo hacia una estrella.
En 1223 san Francisco de Asís dio origen a los pesebres o nacimientos, en una ermita de Greccio. Prepara una representación viviente de un pesebre con una mula y un buey, considerándose desde entonces esta representación como el origen del belenismo. Cuenta una leyenda que debido al frío un muñeco fue elegido para representar al niño Jesús y en la hora del nacimiento el muñeco empezó a llorar. Pero en un principio, la escena del nacimiento de Cristo era representado por personas reales dentro de un establo con animales, no con figuras de cerámica o barro.
En este primer nacimiento, san Francisco ya incluía al buey y al asno, basándose en la lectura de Isaías: "Conoce el buey a su dueño, y el asno el pesebre de su amo. Israel no conoce, mi pueblo no discierne" (Is. 1,3). Aunque estos animales ya aparecen en el "Pesebre" del siglo IV, descubierto en las catacumbas de San Sebastián en 1877.
Como referencias más antiguas que tenemos respecto a los primero belenes que se realizaron en el mundo, citamos el que fuera realizado por Arnolfo di Cambio (1232 ó 1245 – 1310). Este arquitecto de la Catedral de Florencia talló figuras en mármol blanco, parte de las cuales se conservan aún en Santa María la Mayor de Roma.Durante los siglos XIV y XV las iglesias italianas se llenan de hermosos belenes fijos, como los de Andrea della Robbia (Florencia, 1435 - 1525) en el Duomo de Valterra.
Con el barroco se impulsó de forma definitiva la realización de belenes. El auge de la escultura y la incorporación del espacio escénico y los detalles introducen el belén en las casas señoriales. De estas a la burguesía y de aquí al pueblo, produciéndose un gran desarrollo en los siglos XVII y XVIII hasta nuestros días.
Carlos III, que había hecho del nacimiento una institución nacional en Italia mientras ocupó el trono de Nápoles, introdujo el arte del belenismo en España, encargando más de 200 figuras a los artistas valencianos José Estévez Bonet y José Ginés Marín así como F. Salzillo que construyeran figuras para una de las creaciones más queridas: "El belén del príncipe", para su hijo Carlos IV. Este belén se caracteriza por tener figuras de diferentes tamaños para una acertada perspectiva al ser colocadas. Aún se conservan 80 figuras en el Palacio Real pero llegó a contar con unas dos mil.
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