La Serenísima República de San Marino es la república más pequeña y antigua de Europa, y una de las más pequeñas del mundo. Ubicada al sur de Europa, San Marino constituye un enclave independiente en Italia, al Sur de Rímini y próximo al litoral del mar Adriático. El territorio, muy accidentado, está ocupado en su mayor parte por el monte Titano (738 m), abrupto ramal de los Apeninos. El clima es de tipo mediterráneo. Tiene una superficie de 61 Km2 y su población está cercana a los 30.000 habitantes.
San Marino se considera la república más antigua que aún sobrevive al haber sido fundada en el 301 ddC según la leyenda por el constructor San Marino, un cristiano que huía de las persecuciones imperiales. Según la tradición, era un cristiano que huyó de la persecución de Diocleciano, abandonando la isla de Rab en Dalmacia, en dirección al otro lado del mar Adriático, donde se refugió en lo alto del monte Titano. Disputado por las familias de los Rímini y Montefeltro, y sujeta a las luchas entre güelfos y gibelinos, logró mantener su independencia y aumentar su territorio. El pequeño Estado fue reconocido por la Francia napoleónica en 1797, y por otros estados europeos en 1815 durante el Congreso de Viena.
Después de la Segunda Guerra Mundial, San Marino se convirtió en el país más pobre de Europa. Sin embargo, hoy el turismo representa más del 50% de su PIB, los sellos postales, sólo válidos para la república, son mayoritariamente vendidos para la filatelia, representando un importante capítulo de los ingresos. Curiosamente, no siendo miembro oficial de la Eurozona, se le ha permitido usar el euro como moneda nacional en virtud de acuerdos con el Consejo de la Unión Europea, siendo estos euros producidos en pequeño número, están muy cotizados en el mercado de los coleccionistas. Desde 1997 el nivel de vida del país ha venido incrementándose por encima del italiano debido a un incipiente crecimiento económico en el sector financiero del país.
El poder político es complejo, basado en una constitución que data del año 1600. Cada cinco años el pueblo elige un parlamento y dentro de este, cada seis meses se eligen dos regentes que constituirán, junto al Consejo de Ministros, el poder político.
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