La Selva de Irati es el mayor hayedo, el más extenso y mejor conservado de Europa, una inmensa mancha verde, con algo más de 17.000 hectáreas, que se mantiene en estado casi virgen. Situada en el Pirineo Occidental de Navarra, en gran parte en los Valles de Aezkoa y Salazar, a la Selva de Irati se accede desde los bellos pueblos de Ochagavía o de Orbaitzeta y es un tesoro natural en el que se encuentran los espacios protegidos de Mendilatz y Tristuibartea y la Reserva Integral de Lizardoia. Desde la antigüedad ha tenido un aprovechamiento ganadero- forestal y cinegético.
Dentro de la selva se halla el embalse de Irabia que regula las aguas del río Irati. Es un presa pequeña que se construyó en 1921 para regular el agua, producir energía y permitir la flotación de la madera, que por aquel entonces se bajaban en forma de almadías hacia el Ebro. Se puede dar la vuelta completa al embalse. A unos 23 km al norte de Ochagavía, en un claro de la Selva de Irati, se levanta la ermita de la Virgen de las Nieves.
La Selva actual, una especial muestra de hayedo-abetal, es un bosque joven con menos de 12.000 años. Inicialmente el árbol mayoritario parece ser que fue el roble, del que aún quedan bellos ejemplares solitarios. En los últimos siglos la explotación maderera ha hecho reducir la extensión del abetal, siendo hoy el haya la especie más abundante. Algunas hayas alcanzan los 30 metros de alto. Este tipo de árboles, requieren fresco, humedad y sombra, erigiéndose en reyes absolutos de los terrenos en los que se alzan, aunque se pueden encontrar otras especies en número reducido, como son el serbal, el arce, el sauce, el tilo, el olmo de montaña y entre las especies arbustivas el boj, el avellano, el acebo, el espino, el enebro o el patxaran. Los helechos, líquenes y musgos completan esta rica y variada flora.
El oso fue habitual en Irati hasta mediados del siglo XIX. Cada cierto tiempo los habitantes de la zona realizaban grandes batidas para su exterminio. Aunque es principalmente herbívoro, en caso de necesidad atacaba a los rebaños. Pese a su mala fama, no se conocen ataques de osos a humanos, excepto en caso de estar heridos o acorralados. La contradicción con este animal proviene de que pese a ser perseguido era considerado con un tótem, animal sagrado.
El lobo es otro animal extinguido a comienzos del siglo XX. Con peor fama que el oso, se daban premios en metálico a los cazadores que presentaran lobos cazados.
Hoy la población de este bosque está formado por ciervos (cuyo celo o "berrea" puede disfrutarse en otoño), jabalíes, corzos, zorros, tejones, comadrejas. Últimamente se está multiplicando el número de nutrias, lo que atestigua la calidad renovada de sus aguas. Otros animales que pueblan este espléndido paraje son las rapaces como el gavilán, halcón, azor y cárabo nocturno, águila real, quebrantahuesos y buitre así como numerosas clases de pajarillos.
Sin duda Irati es un enclave privilegiado merecedor de ser conocido y disfrutado.
Como si de un bosque encantado se tratase, el de Irati aparece liberándose de las brumas matinales y despertando cada día a una bulliciosa vida que en otoño se engalana de múltiples cromatismos y frondosas estampas enmarañadas sobre una espesa alfombra de hojarasca y casi místicas imágenes.
1 comentario:
Se pueden encontrar fotografías muy bellas de Irati. Las de este post están sacadas este enero y los gratos recuerdos que de esa estancia guardo, me han hecho no dudar a la hora de escogerlas.
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