Su primer libro fue L'Aviateur (El Aviador). En 1931 escribe Vol de Nuit (Vuelo Nocturno) novela que le sacará del anonimato y le hará ser reconocido su talento de escritor.
Estuvo varios años bajo las órdenes de Didier Daurat, admirado jefe al cual le dedicó una de sus obras. Intentó batir un récord de velocidad volando entre París y Raigón, sufriendo un accidente en el desierto Libio. Otro acidente acaecido en Guatemala en 1938, cuando se dirigía desde Nueva York a Tierra de Fuego, le deja postrado en cama durante un tiempo considerable, lo que aprovecha para escribir Tierra de hombres.
En uno de sus viajes a la Patagonia adoptó un cachorro de foca, muy sociable, que vivía en la bañera de la casa y se arrastraba para recibir al escritor, cuando volvía de sus viajes.
A un asteroide (#2578) le fue otorgado el nombre de Saint-Exupéry en 1975 en honor a su reconocimiento mundial.
Tras la invasión de Francia y la rendición del ejército galo, el escritor se exilia en Nueva York. Su casa se convierte en punto de encuentro de los intelectuales franceses expatriados y de algunos españoles como Dalí o Joan Miró.
El trabajo de Saint Exupéry fue inspirado en gran medida por su experiencia como piloto en sus vuelos postales. Una excepción es Le Petit Prince (El Principito), su obra más famosa, escrita en 1943, se trata de una historia filosófica, con énfasis en la crítica social y el mundo adulto, en la que muestra su filosofía vital y su concepción del género humano. Él mismo se encargo de la ilustración.
El 31 de julio de 1944, durante una misión de reconocimiento destinada a preparar el desembarco en Provenza, en el sur de Francia, Saint Exupéry a bordo del avión Lightning P38, había partido pocas horas antes de Borgo, en la isla de Córcega, cuando los radares dejaron de ver el avión que pilotaba y nunca más se supo de él, cubriendo para siempre al escritor y piloto de un halo de misterio y romanticismo.
Nunca se tuvo indicios del aviador ni de su nave hasta 1998, cuando un pescador encontró una pulsera a orillas del mar. La joya que el agua había acercado a la costa de Marsella tenía grabado el nombre del escritor, pero su autenticidad quedó en entredicho.
Las razones por las que el avión de Saint Exupéry se estrelló eran un misterio (se habían barajado que lo hubiesen derribado, que hubiese perdido el control, un fallo mecánico, problemas de oxígeno o un ataque cardíaco) hasta ahora que el alemán Horst Rippert, de 88 años, ha reconocido ser el autor de los disparos que abatieron el avión que dirigía el literato francés en 1944 y cuyo cadáver nunca ha sido encontrado. Ha declarado al diario "La Provence" que fue él quién disparó al avión de Saint Exupéry, abatiéndolo.
"Si me derriban no extrañaré nada.
El hormiguero del futuro me asusta y odio su virtud robótica.
Yo nací para jardinero. Me despido, Antoine de Saint-Exupéry".
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