“Después de cenar, el tiempo era cálido, fuimos al jardín y tomamos té, a la sombra de unos manzanos solos él y yo. Entre otras conversaciones, me contó que estaba precisamente en esa misma situación cuando por primera vez le vino a la mente la noción de la gravitación. Debido a la caída de una manzana se quedo en estado contemplativo. ¿Por qué la manzana debe descender siempre perpendicularmente a la tierra? pensó para sí mismo ¿Por qué no va hacia un lado o hacia arriba, sino constantemente hacia el centro de la tierra? Seguramente, la razón es que la tierra la atrae. Debería haber una fuerza de atracción en la materia: y la suma de las fuerzas de atracción en la materia de la tierra debería estar en el centro de la tierra, y no en otro lugar de la tierra. Por esto esa manzana cae perpendicularmente, o hacia el centro. Si la materia atrae así a la materia, debe ser en proporción a su cantidad. Por tanto la manzana atrae a la tierra tanto como la tierra atrae a la manzana. Así que hay una fuerza, como la que aquí llamamos gravedad, que se extiende ella misma a través del universo".
La caída de una manzana comienza una línea de pensamiento en Newton que terminó con la publicación de Principia Mathematica en 1687.
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