La cirugía consiguió reducir al mínimo los ataques epilépticos, así que por esa parte fue un éxito. Sin embargo, pronto se vieron los efectos secundarios de un procedimiento tan complejo: el paciente había perdido la capacidad de memorizar. Al principio, los especialistas creyeron que era una amnesia transitoria. El tiempo demostró que se trataba de una amnesia profunda e irreversible. Sí se acordaba de su infancia y de su adolescencia, pero apenas podía retener sus recuerdos en la cabeza durante más de 20 segundos. Pasó los últimos 50 años de su vida recluido en un centro médico de Connecticut. HM nos mostró que había zonas donde se localizaban las memorias y que había distintos tipos de memorias.
Se llamaba Henry Gustav Molaison y murió el martes 3 de diciembre de 2008 a las 5 de la madrugada en su habitación por un fallo respiratorio. Tenía 82 años. Al igual que a lo largo de su vida se dejó estudiar por los más diversos especialistas, antes de morir dio su consentimiento para donar el cerebro. Esa misma noche, los médicos pasaron horas escaneándolo.
Y, ahora, su cerebro dará nuevas claves porque justo al año de su fallecimiento, han diseccionado su cerebro en el Observatorio Cerebral de la Universidad de San Diego (California, EEUU) donde lo han conservado a -40ºC. Así se habrán obtenido 2.500 muestras de tejido para su análisis y un mapa de su cerebro muy detallado. Los neurólogos y psicólogos esperan encontrar las claves de la formación de las memorias, un proceso bastante desconocido hasta el momento.
Su popularidad es tal que además de un libro sobre su vida, escrito por la doctora Suzanne Corkin, del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) que le analizó durante cuatro décadas, Columbia Pictures ha comprado los derechos de la obra y planea llevar su historia a la pantalla en 2010.
Henry Molaison vivió durante décadas con amnesia profunda, pero será recordado por su ayuda al conocimiento del cerebro.
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