Sólo cinco años después, el héroe se quitó la vida en su casa. No es un caso aislado: En 2009 murieron más soldados norteamericanos por suicidio (334) que en el campo de batalla (149). Joe Dwyer padecía síndrome de estrés postraumático. Cada vez más soldados regresan a Estados Unidos con este trastorno, se calcula que 300.000 soldados norteamericanos lo padecen.
Joe tenía 24 años cuando se alistó. En febrero de 2003, fue destinado al Séptimo Regimiento de Caballería, una unidad legendaria, «la punta de lanza» en el avance sobre Bagdad, según un oficial. «Tardamos 21 días en llegar a Bagdad –declaró Dwyer más tarde–. Sólo hubo cuatro días en los que no nos dispararon.» Joe volvió a casa en junio, después de tres meses en Iraq. Pero ya no era el mismo. Tras su licenciamiento, recibió una pensión de 2.700 dólares por su condición de incapacitado total.
Joe Dwyer murió a los 31 años de edad perseguido por los fantasmas de lo que había visto en Irak, por los temores que había vivido durante demasiado tiempo. Inmortalizado en esa imagen tratando de preservar la vida, ya no podía mantener la suya. Fue enterrado con honores militares.
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